Nuestra economía se encuentra en un ritmo de crecimiento sostenido aunque insuficiente. El Gobierno utiliza las grandes cifras para recuperar el «España va bien», aunque el propio ministro de Economía reconoce que esto es así gracias a los vientos de cola que empujan el avión de la economía: la estabilización a la baja de los precios del petróleo, los bajos tipos de interés y el aumento del turismo provocado por la bajada de otros destinos amenazados hoy por la inestabilidad del terror y la inseguridad.

Es en estos momentos de pequeña bonanza cuando los gobiernos y las empresas deben realizar propuestas de transformación estructural de la economía, poniendo en marcha cambios sustanciales que nos puedan situar en mejores condiciones para afrontar la realidad en otro escenario negativo donde los vientos de cola no se den. Y esto es lo que no está haciendo. Las empresas, viendo el pequeño crecimiento, se han limitado a recoger beneficios y el gobierno no pone en marcha ninguna medida que permita recuperar beneficios salariales, sociales, recuperar inversiones sostenibles a futuro, apostar por el ahorro y utilización de energías sostenibles, etc.

Como ustedes saben, los precios del petróleo van a subir, siempre lo hacen, y desaparecerá ese viento de cola a más tardar en un año. Los bajos tipos de interés que disfrutamos en la actualidad no han sido suficientes para recuperar niveles pasados de créditos para vivienda o emprendimiento productivo y amenazan con estancarse en el breve plazo. En cuanto al turismo de prestado que tenemos en la actualidad en cuarto creciente, hemos de ser bastante prudentes ya que aunque tarden en recuperarse mercados y destinos tradicionales como Túnez, Turquía o Egipto, pueden ganar el espacio perdido Reino Unido y Francia a causa de los atentados de ISIS, y España no está exenta de riesgos que nos hagan bajar como destino.

Colocar todos los huevos en la cesta del turismo no es buena idea, teniendo en cuenta que el empleo que generamos en este rubro sigue siendo temporal y estacional, de baja calidad y bajos salarios.

Por eso es vital que se pongan ahora en marcha medidas claves para un crecimiento sostenible en la economía verde, circular, creando nuevos empleos en la generación de energía renovable, reciclado, recuperar espacios de bosques, parques naturales, prevención de incendios, primando lo no contaminante y apostando con fuerza por la lucha contra el cambio climático.

La necesidad de poner en marcha estas propuestas no tiene exclusivamente fines medioambientales sino, sobre todo, de apertura de nuevos nichos de empleo sostenible.

Si los gobernantes y las empresas no saben interpretar con seriedad los vientos de cola es más que probable que cuando el avión vaya contra el viento nos encontremos de nuevo con una recesión brutal de nuestra economía por no haber puesto en marcha nuevas medidas estructurales con un cambio necesario de paradigma sobre el crecimiento económico.

* Experto en Relaciones Internacionales y Cooperación al Desarrollo