Pronto vamos a ver lo que vale el peine de Rajoy y los respectivos peines de Albert Rivera y de..., bueno, y... de..., no sé, de quien mande en el PSOE. Tres peines que no van a tener nada que ver ni con el pacto por la Educación, ni con la regeneración democrática, ni con la lucha contra la corrupción, ni con todas esas grandes cuestiones que ahora todos dicen que van a vigilar con ceño inquisitorial y torquemadesco. No, el peine que vamos a comprobar si tiene dientes suficientes para hacernos ver hasta dónde están todos dispuestos a llegar, es el peine del viento de Levante. El Levante es un viento muy famoso y hasta simpático porque se lo ha apropiado el imaginario colectivo gaditano, una ciudad y provincia, Cádiz, que le cae muy bien a todo el mundo; pero yo no hablo de ese incordio que azota las playas y destroza las vacaciones de cualquiera, sino del Levante Levante, o sea, el temporal que nos llega desde donde nace el sol. Porque uno lee y no acaba, y no acaba porque ya uno suele dejar de leer cuando las tonterías que muestran las noticias pasan de la raya, o del meridiano en este caso, ya que el meridiano es una raya, una raya en el agua o en la tierra, pero una raya imaginaria que fue inventada para facilitar las cosas, menos en España, claro, donde el meridiano viene a complicarlas. Porque parece que existe la decisión autonómica o lo que sea (no leí el detalle porque ahí el punto de la tontería empezaba a ser gigantesco), en Baleares y en Valencia, de usar el tiralíneas con el fin de que allí rija otra hora, una hora más o menos, cualquiera sabe, lo que ellos quieran. Dicen que a ellos les amanece y les atardece antes; o sea, que desde los fenicios o más, los levantinos del sol naciente no se habían dado cuenta de que eso les resultaba molesto, y de que es ahora cuando ya es hora de otra hora. No cabe un tonto más, que no. Ese peine es el que a mí me va a indicar muchas cosas. Ése, y el de la demanda de una provincia para Cartagena --el cantonalismo ataca de nuevo ciento cincuenta años después--. Estos peines dejarán ver entre sus dientes el verdadero aire que respiran Rajoy, Rivera y... quien sea el otro.

* Profesor