Hay una lógica bastarda en aquellos que hacen del mutuo entendimiento un arte cuando están a punto de perderlo todo. Las urnas para una Europa que no es la que deseábamos van a dar la medida del alcance de ese mutuo entendimiento. El entendimiento y el trabajar en la misma dirección --como dicen los cursis-- es bueno cuando se hace por una razón basada en el bien común, lo cual denotaría una altura de miras que sería exigible en la buena gobernanza, como se dice ahora. Pero no, lo que los dos partidos principales están a punto de llevar a cabo junto a la Corona no es un entendimiento por altura de miras sino por la bajeza de los intereses propios. Ya se comenta a las claras que si, como parece que va a ocurrir, las urnas europeas dejan a las dos fuerzas mayoritarias muy tocadas, en las siguientes generales habría un pacto entre ambos y un gobierno de concentración. Y a eso vamos, a un proceso de entendimiento forzado que no responderá a la resolución de una situación caótica que lo está pidiendo a gritos: descrédito del sistema, de la jefatura del Estado, una economía minada por la corrupción extendida a límites inimaginables y por el aherrojamiento germano, un déficit que sólo intenta resolverse --de lejos-- a base de socavar las prestaciones que todo Estado debiera garantizar, que para eso está y para eso se crearon los Estados, y a fuerza de machacar a los funcionarios; sin contar las fuerzas centrífugas secesionistas de opereta, etcétera. No, porque ésa no es la razón que les moverá al entendimiento, sino la más pedestre de no perder su parcela de poder en beneficio de otros. No aprenden.

* Profesor