Algunos pensarán que el respeto y la honestidad en el fútbol no llegarán nunca. Yo no estoy de acuerdo. El fútbol debe regirse por los valores que deseamos para el resto de ámbitos sociales. Además, hemos de aprovechar su amplia repercusión y la afición que sienten por él tantos jóvenes para que nos ayude a mejorar su formación y a crear un mundo mejor. Aunque me digan que es imposible, yo no lo creo, y sé que muchas personas piensan como yo y entre todos conseguiremos nuestro objetivo: un fútbol verdaderamente educativo.