En la teoría económica clásica se afirma que los factores productivos son remunerados en función de lo que aportan al proceso productivo, es decir, grosso modo, el dinero que ganamos depende de nuestra aportación a la generación de bienes y servicios que se dirigen a satisfacer las necesidades de los consumidores. Basándonos en esto, se puede realizar un pequeño análisis sobre qué nos resulta a la sociedad realmente importante en función de los sueldos o ganancias que se le da a uno de los factores productivos más importantes que existe: el capital humano.

Pues bien, lo primero que podemos pensar es en aquellos empresarios (lo utilizo como neutro) que han tenido una buena idea de negocio, ganan dinero e incluso mucho dinero como Amancio Ortega. Pero en esta categoría de empresarios, en España, existen 1,5 millones de autónomos, 1,1 millones de microempresas, o más de 140.000 mil pequeñas empresas, según datos del Misterio de Empleo y Seguridad Social para febrero de 2017. Además, también están presentes más de 4.000 grandes empresas. Todos ellos producen diferentes productos, arriesgan su dinero y generan empleo. No obstante, estarán conmigo que en muchos casos sus remuneraciones no son precisamente elevadas y que en muchos otros el dinero que ganan es ampliamente criticado por diversos sectores de la sociedad. Por otro lado, tenemos a profesionales cuyos trabajos pueden considerarse muy relevantes socialmente, como médicos, por ejemplo. Su salario va a depender de la comunidad autónoma donde ejerzan, su categoría laboral, los años de experiencia, su especialidad, etc., pero, en general, para personas que han estado preparándose al menos siete años y tienen nuestra vida en sus manos, sueldos medios anuales brutos de 56.000 euros, según datos de la OCDE, no creo que sean para tirar cohetes, sobre todo si se comparan con profesionales que se dedican a entretenernos.

Un cantante o productor o actor o director de cine aporta entretenimiento, es decir, las actividades que realizan ocupan una parte de nuestro tiempo de ocio y nos divierten. Lo mismo que deportistas de élite (particularmente futbolistas), presentadores de televisión o personajes de programas de cotilleos. Es un hecho que muchos de ellos tienen sueldos muy por encima de 56.000 euros brutos al año. Con ello no quiero decir que su aportación a la sociedad no sea relevante, sino que la pregunta que me suelo hacer, cada vez que escucho en la televisión o leo algo sobre esto, es por qué la consideramos tan relevante. No entiendo bien que se critique ampliamente a personas que arriesgan y generan empleo (obviamente, hay determinados casos de «explotación» laboral que deben ser perseguidos) y, sin embargo, somos fans o apoyamos incondicionalmente a personas con sueldos muy por encima del sueldo medio español cuyo trabajo es entretenernos, y que hacia estos no haya críticas sino todo lo contrario. Incluso si defraudan a Hacienda o se van a vivir a paraísos fiscales se vea bien y no cause ningún tipo de estupor ni desafección. No sé, yo preferiría que un médico que me va a operar a corazón abierto estuviera contento con su retribución, y no Ronaldo o Messi o la familia Bardem que sinceramente me van a aportar la emoción de un rato viéndolos jugar o interpretar; bueno, a quien le guste el futbol o el cine.

* Profesora de Economía. Universidad Loyola Andalucía