He leído que nuestra Universidad de Córdoba está bien situada,en relación a su edad y tamaño, en la lista de las mejores instituciones universitarias españolas.

Eso quiere decir que el naturalista está interesado en las opiniones de sus compañeros filósofos, que el botánico observa al astrónomo como persona digna de ser mirada, que el profesor de derecho no teme al de medicina, que los ingenieros inventan para la paz y no para la guerra. Desde luego, que todo lo que publican sus profesores son materiales accesibles a compañeros y medios de comunicación.

Chesterton escribía en 1915 que toda ocupación decente, sea la de fabricar ladrillos como la de escribir libros, tiene solo dos caminos para alcanzar el éxito: el trabajo bien hecho o el timo. Si la Universidad de Córdoba ha alcanzado tan alto grado es porque sus investigadores no plagian sino que crean y honestamente trabajan.

Pero no solo importa quedar bien situado en ese elenco universitario de los mejores. También interesa conocer el grado de visibilidad externa de nuestra Universidad a través de la producción científica y humanística, que se puede medir gracias a Google no academico, incluso Facebook y LinkedIn, ya que Google elimina duplicaciones y ordena las referencias por orden de rango, encontradas en páginas web de gobiernos, asociaciones civiles y en el sector privado.

Como en cualquier universidad en la de Córdoba también se dan diferentes tipos de profesores.

Existen los invisibles que tienen baja influencia en el entorno social. Obviamente son esos jóvenes doctores que realizan trabajos para lograr acreditaciones y que no disponen de medios para ganar visibilidad. Algunos viejos profesores también gozan de opacidad sobre todo si su trabajo es de baja calidad, son esótéricos o han fracasado en sus esfuerzos.

En general el gran grupo es el de los articulistas, dedicados a crear libros, capítulos de libros, contribuciones a revistas, cuyo fin no es hacerse visibles ante la sociedad sino avanzar en reconocimiento interno para lograr sexenios.

No tan extenso es el grupo de investigadores prácticos en el mundo de las ingenierías y en las ciencias médicas a quienes les preocupa menos su influencia académica y mucho más su introducción en empresas y en las administraciones públicas que operan y regulan el sector en que ellos trabajan.

Dentro de esos dos grupos anteriores existe un subgrupo muy interesante al que se le puede denominar de los Comunicadores Establecidos, quienes combinan su fuerte influencia académica con una razonable visibilidad exterior. Es la imagen más demandada en el interior de toda universidad pues intentan mantener un equilibrio de prestigio tanto interno como externo.

Los verdaderos comunicadores, están representados no solo por rectores,algunos vicerrectores y ciertos decanos sino por esos profesores populares, especialistas en algún campo, siempre presentes en los medios de comunicación.

Cualquier Universidad debería disponer del selecto grupo de influyentes quienes generalmente son profesores mayores, a punto de ser jubilados o ya jubilados, ligados activamente a la institución, que combinan activamente su prestigio académico, técnico o humanístico,con una excelente visibilidad externa.

Un excelente estudio nos indica que una universidad visible dispone de una quinta parte de profesores que son invisibles, de un tercio que son articulistas, de una décima parte que son influyentes y de solo un cinco por ciento de verdaderos comunicadores. Curiosamente el estudio nos anuncia que ese tipo de universidad tiene la siguiente estructura de edades: los menores de 34 años ponderan un 18 por ciento, los que están en la cohorte de 35 a 44 años representan el 40 por ciento, la quinta parte del profesorado se ubica entre los 45 y 54 años y con más de 54 años ponderan algo más del 22 por ciento.

Esta reflexión no pretende otro fin que el de comunicar que nuestra universidad no está mal situada en el listado de este tipo de instituciones y de clasificar a los profesores según su visibilidad a nivel no solo local sino regional y nacional. Cada profesor debería saber a través de Google si es invisible, visible o influyente comunicador.

* Catedrático emérito de la UCO