Es curiosa esta inclinación del ser humano a la declaración del propósito (el buen propósito) y, por el contrario, a la realización del despropósito. En nuestra larga existencia que ya abarca una parte respetable de dos siglos, hemos escuchado hasta la saciedad los propósitos de la paz, la justicia, la igualdad, la libertad, y, cómo no, la unidad. La mayoría de los países en sus constituciones y en sus lemas nacionales los recogen, pero en todas partes se impone la violencia, la ley del más fuerte y de sus privilegios, la desigualdad, los nuevos modos de esclavitud, y, cómo no, la división. De todos estos propósitos, el de la unidad es una de las preocupaciones más serias de España desde hace muchísimo; el rey lo vuelve a esgrimir en su último discurso, igual que hacía el anterior y el ante anterior jefes del Estado (éste incluso en su testamento político). No es solo España, hay otros países a los que les obsesiona, o los que se curan en salud, o que lanzan un aviso a navegantes a través de sus lemas nacionales. Ay, los lemas, los propósitos generales que siempre algunos intentan convertir en despropósito. Los Estados Unidos promulgan que E Pluribus Unum (De muchos, uno); Bélgica y Bulgaria que la unión hace la fuerza; Alemania, unidad y justicia y libertad; Suiza propugna el mosqueteril uno para todos y todos para uno; Argentina, en unión y libertad; La propia UE, concordia en la diversidad; Trinidad y Tobago, juntos aspiramos, juntos lo logramos; Jamaica, de muchos un pueblo; Sudáfrica, unidad en la diversidad; Bolivia, unión es la fuerza. Y, así, muchísimos más, como Andorra, Senegal, Kenia, Armenia, etc. Y es deprimente y causa melancolía que un concepto tan básico, tan evidente, tan asumido en todo el mundo y que puede generar la consecución de otros propósitos posteriores, quede siempre a merced del interés y del privilegio de quienes no reflejan con su cerrazón sino egoísmo, racismo o complejo de superioridad. Por cierto, el lema de España no alude a este asunto que tanto le aflige sino que es Plus Ultra (Más Allá); como siempre, la generosidad hispana no quiso ver que el despropósito estaba dentro.

* Profesor