Ella no tiene nombre. Porque son muchas. Es mujer. Quizá estudiante, profesional o tal vez solo es una niña que quería ser como mamá. Ahora, Erdogan dice que el principal papel de la mujer es ser madre. La violencia contra las mujeres se ha intensificado en sus años de presidencia. El uso del velo se está generalizando. Si es kurda y feminista será detenida, agredida, quizá algo peor. Pero quizá es un hombre. Y también verá su libertad cercenada. Y sus derechos. Periodistas, abogados, empresarios, profesores son arrestados. Cualquiera que alza la voz o trata de preservar la democracia es represaliado. Y ahora, ¿les contamos la verdad? ¿Les decimos a esos hombres y mujeres que hace cinco años pensaban que formarían parte de la Unión Europea que preferimos mirar hacia otro lado? Es más, ¿les confesamos que la UE está apuntalando a Erdogan? ¿Que dejaremos que sigan consumidos por el miedo porque este es el trato? Turquía convertida en nuestro patio trasero, en el cuarto oscuro donde se acumula todo lo que no queremos. Sí, Erdogan, quédate con los refugiados, protege nuestra tranquilidad. A cambio, nosotros callaremos tu crueldad y no preguntaremos en qué gastas el dinero que te damos. ¿Los que pactan con los tiranos cómo se llaman? Porque en eso nos hemos convertido.

* Periodista