Era sudanés y tenía entre 25 y 30 años. Poco más se sabe de él y seguiría siendo un inmigrante anónimo más si no hubiera muerto el martes atropellado por un camión cuando intentaba cruzar de forma clandestina el Eurotúnel, que une Francia con Reino Unido. Pero no es el primero que muere buscando la luz al final de ese túnel, en los últimos dos meses han fallecido 9 personas arrolladas por camiones o al caerse de ellos, como una mujer eritrea embarazada de 5 meses, que también perdió la vida allí.

Es otro estrecho, como el de Gibraltar, otras vallas, como las de Ceuta y Melilla, otros miles de personas desesperadas por huir de su tierra, en la que solo encuentran violencia y miseria, e intentar conseguir una vida mejor en el primer mundo. Tras la muerte del sudanés los gobiernos hablan de levantar más vallas, desplegar más policías, pero nada de atender a los miles de inmigrantes que malviven cerca del Eurotúnel, en campamentos sin servicio alguno.

Mientras otra puerta se cierra en Europa, una ventana se empieza a abrir en España. Los inmigrantes, desposeídos de la Sanidad pública por el Gobierno del PP, podrían recuperarla ahora siempre que lleven un año empadronados y tengan el pasaporte en vigor. El presunto ahorro que ha causado dejar a miles de personas sin médico se ha demostrado casi imperceptible y la cercanía de las elecciones generales hace que los políticos sean más sensibles. Bienvenidas sean las elecciones si sirven para que se empiecen a recuperar los derechos perdidos. Ojalá sigan con la reforma laboral...