La Casa Blanca de Trump ha cerrado las cuentas en español que el Gobierno tenía en las redes sociales. Está claro que Donald tiene un problema con el español, con el castellano y todo lo que éste representa. Podríamos tildarlo de una acción populista, pero me temo que nos quedaríamos cortos, pues hasta un populista puede ser culto, pero el que niega al español en los Estados Unidos de América -dicho así con todas las letras-- es que es que no conoce su propia historia. La lengua española ha estado ininterrumpidamente presente en el territorio de los actuales Estados Unidos desde el siglo XVI. Esta realidad aplastante hace del español no sólo una lengua fundadora del lenguaje castellano, sino de su cultura. San Agustín, la ciudad más antigua del territorio actual de USA, fue fundada por españoles. También fueron fundadas por españoles San Francisco, San Antonio, Tucson, Los Ángeles, Santa Fe, San Diego… Ocho de los cincuenta estados que forman Estados Unidos conservan su nombre en español: California, Colorado, Florida, Montana, Nevada, Nuevo Méjico, Tejas y Utha. En ríos: Bravo, Sacramento, Colorado, Grande. Es abrumadora la lista. Pero está claro que Trump o no lo sabe o prefiere comenzar a levantar un muro maniqueo entre los hispanos y los anglosajones antes de elevar el muro de la frontera con México. Un país que si por algo se ha caracterizado a lo largo de su corta historia es por haber sido un crisol de culturas. Donald quiere ningunear al español y todo lo que ello representa en la cultura norteamericana. A esto se le llama ir en contra de los propios intereses norteamericanos. O sea, todo lo contrario de lo que Trump promulga. Donald tiene un problema con el español tan grave que ha hecho que él mismos sea el problemas más grave de los norteamericanos, hispanoparlantes o no..

* Mediador y coach