Un proverbio africano dice: "Hace falta toda la tribu para educar a un niño". Es difícil hallar enunciación más concisamente perfecta de la naturaleza comunitaria que explica la formación individual. Para bien o para mal todos somos educadores en la medida en que todos, con diferente grado de responsabilidad, ofrecemos patrones de comportamiento y ejemplos de conducta a los que nos rodean.

Si bien no cabe desdeñar la relevancia de ninguna de las fuentes de aprendizaje que nos influyen, resulta obvio que familia y escuela son los espacios primordiales para el desarrollo de las potencialidades de cada cual.

El problema surge cuando la tribu es un poco desastre y el niño recibe mensajes opuestos en ambos espacios, cuando lo que en un sitio se hace en otro se deshace. Así nos vamos encontrando en clase más y más chavales que no conocen ni la aleccionadora importancia de los límites ni la escueta utilidad de un no a tiempo; chavales tecnoadictos que lo quieren todo y lo quieren rápido; chavales mamidependientes que no toleran un segundo de aburrimiento ni aguantan la más mínima frustración o, en el otro extremo, chavales acostumbrados a la hiriente desatención de sus progenitores.

El problema surge cuando la tribu es un poco desastre y el niño ha de sobrevivir en un entorno mediático que potencia el consumismo y el mal gusto, la falta de civismo y el exceso de contaminación moral.

El problema surge cuando la tribu es un poco desastre y los mandamases de turno cambian las normas cada dos por tres despreciando el sentido común y la amplitud de miras, actuando como peligrosos chamanes guiados por el sectarismo ideológico y la arrogancia partidaria.

Menos mal, no obstante, que la tribu está llena de gente valiosa, personas cargadas de sensatez y experiencia que pueden mostrarnos la conveniencia de un camino, el poder de una palabra o la profundidad de un porqué.

En Córdoba se han asociado para formar La tribu educa , un colectivo de docentes jubilados destinado a poner de relieve la honda significación de la figura "maestro", un grupo de excombatientes de la tiza dispuestos a echar una mano en la formación de los jóvenes del siglo XXI.

Una exposición (Testigos de la memoria educativa , en la Diputación, desde el pasado 26 de febrero hasta el próximo 7 de marzo), una jornada y un libro (Maestros y maestras de nuestras vidas ) hacen patente el vitalismo de su ejemplar actividad.

Ana, José Antonio, Pilar... Todos los de la tribu, sois grandes. Yo de mayor quiero ser como vosotros.

* Profesor del IES Galileo Galilei