Casi todas las jornadas de este tiempo están marcadas por un sinfín de contrastes, agolpándose temas y lemas, a veces por pura coincidencia; a veces, porque así lo exige el guión de las réplicas y contrarréplicas. La violencia, por una parte; el luto de las sonrisas por otra, con la muerte de Forges; y el viejo tema de la libertad de expresión, junto a los enfrentamientos verbales, marcan estos días los informativos. A veces se olvida que la Constitución Española reconoce como fundamento del orden político y de la paz social la dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el respeto de la ley y los derechos de los demás (art. 10). Tanto los enfrentamientos como la violencia de cualquier tipo conculcan esos derechos, pisotean dignidades y reclaman mayor respeto a su fiel cumplimiento. Junto a la violencia, la despedida de un hombre que recreó la sonrisa en el humor de la vida cotidiana, siempre amable, incapaz de hacer daño. «Hizo gran política con el humor», se ha escrito de Forges, ya que fue «su llave maestra, no tanto para producir una carcajada sino a veces solo un minúsculo rictus, una tímida sonrisa». Y, en medio, de nuevo la polémica sobre la libertad de expresión a través de las obras artísticas, más para remover viejas aguas que para avanzar en el desarrollo de una sociedad más consciente y madura. Está el ambiente como para hablar de «ayunos». Y sin embargo, el cardenal de Barcelona, Juan José Omella, se ha atrevido a proclamar tres «nuevos ayunos»: Primero, «ayuna del reenvío de mensajes politicos en las redes sociales. Necesitamos una distancia y un cierto humor. Solo reenviemos mensajes que regalen alegría y paz»; segundo, «ayuna de aquellas conversaciones que ya sabemos previamente que no llevan a nada positivo y que pueden perjudicar nuestra relación; ayudémonos a cambiar de tema cuando alguno de nosotros comience»; tercero, «ayuna de todo aquello que puede crear división. Este es un tiempo ideal para redescubrir todo lo que nos une y tenemos en común». ¡Así se vive una cuaresma en el siglo XXI, con un lenguaje nuevo y moderno!

* Sacerdote y periodista