Ayer se cumplieron dos años del desastre de Germanwings, cuando el copiloto Andrés Lubitz estrellaba el avión contra los Alpes, causando 149 muertos. La declaración del fiscal de Marsella de que el terrible accidente de aviación habia sido causado intencionadamente conmovió a todo el mundo. Y nos horrorizó que alguien como nosotros hubiera decidido terminar con su vida llevándose consigo la vida de otras 149 personas, cuya seguridad le habia sido confiada. Ahora, en el segundo aniversario de la tragedia, el padre del copiloto sale en defensa de su hijo: «Nuestro hijo era una persona muy responsable. No tenía motivos para planear y llevar a cabo ningun tipo de suicidio y menos aún para llevarse consigo a tantas personas inocentes». Manifiesta, asimismo, que «hubo a todas luces vías e indicios que no fueron investigados, quizás porque no se quería o porque no había interés en profundizar sino en ofrecer a la prensa titulares rápidos». De nuevo, el anverso y el reverso de la moneda, las segundas versiones que ponen de relieve la complejidad del mundo. Algunos fotogramas de aquellos dias se nos quedaron grabados. Por ejemplo, el del capitán que, al día siguiente de la tragedia, cubrió la ruta Düsseldorf-Barcelona-Düsseldorf, quien después de dar la mano a cada uno de los pasajeros y miembros de la tripulación, se situó en el centro del pasillo y pronunció unas palabras emotivas y personales: «Quería que los pasajeros vieran que delante, en la cabina, también hay una persona», explicó. Terminó su discurso prometiéndoles: «Les llevaré sanos y salvos de Düsseldorf a Barcelona. Pueden confiar en ello, porque también yo quiero sentarme esta noche con mi familia a la mesa». Eventos tan terribles como este hacen que nos sintamos más vulnerables y, por tanto, más necesitados de los demás, más dependientes unos de otros, más hermanos. Es un trágico peaje, pero debemos aprender la lección: «No estamos solos, dependemos unos de otros». Podemos ayudarnos unos a otros, incluso es posible a veces mitigar el dolor en medio de tanta amargura.

* Sacerdote y periodista