La vida pasa, los gustos cambian y no se puede vivir de la nostalgia, eso es cierto. Pero no lo es menos que hay cosas que deben ser conservadas por muchos años que pasen porque nos impiden olvidar lo esencial para afrontar el futuro. Que más ejemplo que la Mezquita de Córdoba, que tiene tropecientos años pero no deja de ser vanguardista al no haber sido superada por ninguna idea arquitectónica. Hace unos días, una ciudadana cordobesa llamada Conchi Reyes Muñoz, anticuaria de postín muy sensible al arte español, me llamo preocupada pues me decía que la torres del antiguo Cuartel de Lepanto no podían ser derribadas sino restauradas dado que gozaban de un alto valor arquitectónico, tanto, que daban una bella personalidad histórica a una zona de la ciudad sita frente a la Iglesia del Rescatado que no era mencionada en los itinerarios del turismo por su falta de elementos interesantes cuando ello no es así... La cosa es que como nos pasa a muchos cordobeses, yo mismo llevo pasando por esa zona más de treinta años y no me había fijado. Esta mujer ponía tanto empeño que le prometí trasladar su petición, pero claro, previamente yo debía ver la cosa bien.

Una vez terminé mi jornada laboral y algo bajo de ánimos porque los dos juicios a los que asistí como abogado me dejaron exhausto al contemplar las carencias éticas y estéticas de algunos procesados y con una calor pegajosa y nublada fui al lugar. Efectivamente, en clarísimo estado de abandono seguían desafiando al tiempo dos torretas de media altura adornadas en su cima con arcos califales. ¡Esa bella estampa de arte español me hizo olvidar los avatares de mi difícil profesión! Ruego a las autoridades competentes que no intenten derribar las dos torres del antiguo Cuartel Militar de Lepanto sino que sean rescatadas, no solo para gusto de nuestra paisana Conchi Púa, que también, sino para embellecer nuestra ciudad. De verdad, es que sin ellas esa zona pierde todo su encanto. Ambos elementos una vez restaurados y mirando la antigua muralla significaran un conjunto arquitectónico de valor incalculable que dará al lugar atracción cultural. La conservación de las torretas no romperá el entorno y serán la continuación natural y más meritoria de la biblioteca municipal donde pueden guardarse los libros más valiosos. Tirarlas debería ser jurídicamente más reprochable que construir en suelo no urbanizable y sus responsables ser sentados en el banquillo de los acusados. Y además, sin abogado, cordobés, que se preste a defenderlos...

* Abogado