Debería ser que sí. En las elecciones pasa como en las carreras de coches, después de cada Premio Automovilístico, quedarán situados por una "pole" en la parrilla de salida para la siguiente carrera. Los que han trabajado bien, tendrán los primeros puestos, y los que no, siempre será una buena reflexión si son lo suficientemente sinceros: "podría haber sido peor". Hay que revisar el coche. ¿He usado los neumáticos adecuados, dadas las características del circuito? ¿O quizás la presión del aire debería haber sido más baja para evitar el sobrecalentamiento de las cubiertas? Y es posible incluso que me haya dedicado más a vigilar al contrario en vez de estar atento al recorrido y por eso a veces me he salido de pista, me he "despistado". En cualquier caso, la maestría del piloto es fundamental. También aquí pasa como en las competiciones deportivas, que el espíritu debe ser participar. En todas las empresas humanas, si no se tiene en cuenta a la persona, si no se piensa en las necesidades del ser humano, a la larga estará destinada al fracaso, a la desaparición.

En las elecciones autonómicas, quien ha ganado limpiamente tiene todo el derecho a que la dejen empezar a trabajar y desarrollar su programa. Se lo ha ganado honradamente. La "talla" democrática de los demás políticos se medirá por la forma de no obstaculizar su labor, sean de derechas, de izquierdas, de centro, de arriba o de abajo. ¿No nos damos cuenta que es la única forma de que este coche arranque de una vez? Ahora bien, si Susana no antepone los intereses de "todos" los andaluces a los de su partido, nos habrá defraudado a todos. Pienso que tiene "corazón" suficiente, ya lo ha demostrado, para no pisotear los sentimientos religiosos de la inmensa mayoría de los cordobeses por contentar a unos pocos anacrónicos nostálgicos reivindicadores que deberían también engancharse al carro de la ilusión, del futuro, en vez de estar siempre rumiando cómo dar por saco.

Julio César Jimena

Córdoba