Nos hallamos en tiempo de Cuaresma para imbuirnos en reflexión, no sin antes captar y retener nuestra atención interior para poder discernir comportamientos personales e institucionales. De valorar durante este coincidente tiempo pre-electoral el pasado y el presente de nuestra Comunidad Andaluza, cuya política gestora, convertida en monopolio socialista, clientelar y corrupta desde el comienzo de la actual democracia en España, nos corresponde ahora decidir votando sobre su continuidad o cese.

Es tiempo también para la oración, preservándonos. Y a mantenerse en ella nos exhorta nuestro obispo y pastor D. Demetrio, que Dios guarde. Tiempo cuaresmal que invita a la "lectura rumiada" de la Palabra de Dios, revelada por el propio Jesucristo, su Ungido, Nuestro Señor. Desarrollada, vivida y experimentada a lo largo de todo el Nuevo Testamento, destacada en los Evangelios, Hechos y Cartas Paulinas. Mostrándonos desde Ella el rostro de Dios humanizado. Palabra Sagrada que, escrita en lenguaje humano bajo la inspiración del Espíritu Santo, constituye fuente de sabiduría, luz, camino seguro y Verdad fiable para salvarnos del caos presente, precisamente por alejarnos de la misma.

Nuestra Iglesia, experta en humanidad, formando parte del gran Pueblo de Dios, en marcha y peregrino, con la fortaleza que da la fe y con fidelidad a la Palabra Revelada, debe (debemos) pasar a la acción liberadora. Primero, renovando nuestros compromisos de servicio, tanto los ministeriales como los vomunes, contraídos por toda persona bautizada. Segundo, testimoniando sus derechos (civiles o sociales) y sus deberes (espirituales y humanitarios) y desde ellos implicarse (implicarnos) aún más en la defensa de la vida humana. Especialmente la más vulnerable, la débil e indefensa, "la descartada", como la ha bautizado acertadamente nuestro Papa Francisco. Reclamando y gritando: "No matarás" para que termine este cruel y diabólico genocidio del Occidente neopagano, ¡y exigiendo que se retiren las leyes del aborto en todos los parlamentos!

Sí, vivimos esta Cuaresma junto a tiempos de cambio. Tiempos complejos de ideas simples. Tiempos en los que, para decir, hay que hacer. En los que para llegar lejos hay que estar más cerca que nunca. Tiempos en definitiva para la conversión, convencidos de que... ¡sólo Dios salva! cumpliendo su Palabra.

Manuel Armenteros Martos

Córdoba