El 30 de este mes acaba la campaña de la Renta. ¿Ya han hecho su declaración? ¿Les ha tocado pagar? ¿Recuerdan su tramo de retención? ¿20%? ¿34%? ¿45%? En cualquier caso, seguro que no será el 10%. Básicamente, porque esa cifra redonda se reservó en el 2012 para unos pocos. Para esos que manejan millones como si fuera calderilla, que se llenan la boca de grandes negocios, que nos tienen reservadas esas miradas que basculan entre la indiferencia, la condescendencia o, directamente, el desprecio. Sí, para ellos, para esos Pujol, Bárcenas o Rato que también podemos llamar defraudadores o delincuentes, el entonces y ahora ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, desarrolló una preciosa amnistía fiscal. Regularización fiscal, la denominó. Término que debió de considerar menos humillante para los ciudadanos que pagamos religiosamente (aunque quizá sin fe) nuestros impuestos. Es una bella coincidencia cósmica que, este preciso mes, el Tribunal Constitucional haya declarado nula la amnistía. Sí, es fantástico que en junio se exalte la igualdad y la justicia tributaria. Aún lo sería más si se obligase a pagar a los defraudadores el dinero que nos escatimaron. Pero a falta de restitución económica, resulta imprescindible una restitución política y ética. ¿A qué espera Montoro, el ministro de Hacienda que nos hace trampas, para dimitir? El 30 de junio es el último día de la campaña de la Renta. Buena fecha para saldar deudas.

* Escritora