Con verdadera consternación asisto, una vez más, a la desaparición de unos frondosos árboles en nuestra ciudad. Esta vez les ha tocado a los que había a la entrada del cementerio de San Rafael que han sido talados sin misericordia para organizar un aparcamiento en este espacio.

Es cierto que ahora se pueden poner coches ordenadamente, pero a costa de una tala indiscriminada. En su lugar se han plantado nuevos ejemplares, ¿cuánto tiempo tardarán en alcanzar el porte y la frondosidad de los que se han suprimido?. Durante esta espera careceremos de los beneficios que para la eliminación del dióxido de carbono supone la existencia de árboles frondosos y de gran porte que, además de esta necesaria función, nos proveen de abundante sombra.

Haríamos la siguiente pregunta al responsable del Departamento de Medio Ambiente del Ayuntamiento: ¿no habría habido otra solución menos traumática?

Manuel Huertos Rodríguez

Miembro de AVV "Nueva Ciudad Jardín" (Córdoba)