No. No se pongan a elucubrar con sus mentes, calenturientas por las altas temperaturas más que por las Sombras de Grey, cuando hablamos del sujeto pasivo. Aunque algunos les suene como algún tipo de perversión sexual, ahora hablamos de Hacienda y no es momento de pensar en el sexo —al menos no en el sexo consentido—. Más bien me refiero a la cualidad que nos hermana en estas semanas ante la Agencia, no la de viajes que ya nos gustaría, sino la Tributaria. Si para el mercado global somos consumidores sin pasaporte, para la clase política codiciados electores, para el sistema de salud nos convertimos en pacientes usuarios, para la Administración de Hacienda, usted y yo, lo quiera o no, somos sujetos pasivos, da igual el ritmo de sus pulsaciones. Si bien cabría precisar, que algunos más que pasivos se sienten sometidos. Y pasivos también, ante las dietas cobradas sin justificar ni emplear de los parlamentarios en verano, ante la dictadura de los fondos reservados, ante el despilfarro de gastos de representación y seguros privados, y un largo etcétera.

El plazo para rendir cuentas, no sólo ante el Altísimo, nos apela estos días en plazos perentorios. Los miembros de esta hermandad en la que todos pagan su cuota sin distinción de origen o credo, hacen pacientes colas bajo cita previa para enfrentarse con su destino. Yo nunca me he sentido muy pasivo en nada, pero cuando llega Hacienda solo cabe confesarse y cumplir la penitencia. Por mucho que me lo digan, no veo la equivalencia entre sujeto pasivo con el alegre y voluntarioso contribuyente, forma metafórica y alegórica que nos parece y acerca más a una causa benéfica, que aquel que llena las arcas de Hacienda, con tanta diligencia administradas y utilizadas en beneficio de todos nosotros, honrados ciudadanos. Nos convertimos por el bautismo de la Ley General Tributaria en los obligados tributarios, vamos, en los paganini de la cosa pública.

La repera aparece cuando el sujeto pasivo se puede invertir. ¿Se lo imagina? Suena a contorsionista de circo. ¿O acaso usted no se invierte todos los días? Esto es ya de física cuántica, al menos para uno de letras.

En fín, espero que ahora con los nuevos aires de la política nacional, y la alta sensibilidad que tenemos todos por el lenguaje, incluyan también la igualdad de género respecto de los términos fiscales, aunque me temo que pocos se atreverán a llamar sujeta pasiva a ninguna señora contribuyenta. O tal vez me equivoque, nunca sabe uno. Al tiempo.

* Abogado y mediador