Así luce uno de los edificios históricos más fotografiados de nuestra ciudad, la suciedad campa a sus anchas fruto del poco civismo de algunos y de la dejadez de los organismos o empresas encargadas de la limpieza, especialmente del casco histórico. Afortunadamente va creciendo la maleza y el jaramagal a su alrededor y dentro de poco ya no se verá tanta porquería, y, por supuesto, tampoco el molino, ya que estará totalmente cubierto.

Pero no hay que echarse las manos a la cabeza, porque esto no es ni más ni menos que el fiel reflejo de la situación que hay en nuestra ciudad en general y en algunas zonas en particular, donde la suciedad es mal limpiada y con poca o nula frecuencia por los responsables de ello, y donde muchos ciudadanos prefieren dejar sus desperdicios (cacas de perro, basura, papeles, latas y botellas, colillas, cáscaras de pipas, etc.) en la vía pública.

Capítulo aparte merece la limpieza de los contenedores de basura, cuya ausencia genera unos olores insoportables que afecta a ciudadanos y negocios. A nuestros políticos les gusta salir en las fotos y vender humo sobre limpieza, pero los que votamos cada cuatro años estamos ya cansados de soportar tanta dejadez e incompetencia, así que tomamos nota..

<b>Rafael Martín Romero.</b>

Córdoba