El 20 de noviembre de 1975, moría en su cama el dictador Francisco Franco Bahamonde, Generalísimo de los tres Ejércitos, Caudillo de España, jefe del Estado durante 39 años y jefe del Gobierno durante 35 años.

Hace poco se han cumplido 40 años de esto y aún España sigue con gran influencia de su dictadura. No solo a nivel político o en las diferentes instituciones del Estado, sino a nivel social y en la forma en que la ciudadanía española se ha enfrentado a la política y encara su participación en ésta.

Por otro lado esto también ha afectado directamente a la clase política española, teniendo en cuenta el desapego y la desconexión con la realidad de las personas de a pie que habitualmente han tenido los políticos en su mayoría.

El franquismo, no ya la figura de Franco sino todo el aparato de poder, llegó a gobernar España por medio de un golpe de estado fallido que derivó en la posterior guerra civil. En estos primeros momentos y con el auge del nazismo y del fascismo, la forma de gobernar el país estaba claramente inspirada en estos regímenes aliados que permitieron su ascenso.

Esta apariencia de pistoleros aguerridos con camisas azules y boinas rojas acabaría a los pocos años. Los Aliados habían derrotado al Eje y Franco se veía solo y sin apoyos. Aun siendo el comienzo de la Guerra Fría, los modos y maneras del franquismo no gustaban a nadie. El franquismo supo evolucionar y durante los años 50 cambia la apariencia falangista por la apariencia tecnócrata. Y así es como no solo España logra integrarse en el bloque Occidental, sino crear una consciencia pública recelosa y distante de los políticos y una clase política lejana y soberbia. España de repente se había convertido en una democracia orgánica.

Es aquí cuando el franquismo hace su lavado de cara, se construyen pantanos y se realizan los planes de Desarrollo. El NODO clamaba a bombo y platillo sobre las bondades y virtudes del régimen. Por supuesto, todos estos tecnócratas, muy serios y muy trajeados, manejaban el país. Con corruptelas y con otros dos exilios económicos en los 50 y los 60. En España llegaba el turismo. Manuel Fraga nos vendía como Spain is Diferent . Y había triunfado la tecnocracia, el gobierno de los que sabían.

No importa que durante esta época se creasen fortunas a base de estafas inmobiliarias, mano de obra casi esclava, conmutando penas por trabajo a la masa perdedora de la guerra, y prácticamente todo el Estado se moviese a base de favores y pequeños sobornos. Para 1974, España había recuperado el nivel de vida de 1934. Por el camino teníamos grandes bloques de pisos hechos con amianto, una ruinosa industria nacional y un pensamiento generalizado, basado en la propaganda masiva, sobre el triunfo de los planes de Desarrollo y el gobierno de los más preparados y de los que saben.

¡Cuánto camino nos queda por recorrer en España para una cultura realmente democrática!

* Licenciado en Historia y miembro del grupo de investigación Etnocórdoba