Nuestra Semana Santa es una gran tradición religiosa para la gran mayoría del pueblo de Córdoba, que junto a la feria y otras manifestaciones hacen del sentir popular muy enraizadas tras muchas generaciones. En estos días próximos a la Semana Santa, vivimos con verdadera ilusión, el disfrute lúdico y espiritual. La Semana Santa de Córdoba es única y forma parte desde nuestro ser como expresión cristiana y fe católica en nuestra sociedad, además de ser reconocida mundialmente.

Mi opinión como ciudadano es totalmente distinta a los informes técnicos, de las cofradías y hermandades de la iglesia y de los políticos que ven viable la carrera oficial por el entorno de la Mezquita. Mi opinión no va en contra de la fe, que no lo pongo en duda en este escrito, puesto que ahí coincido plenamente desde una óptica de respeto y espiritualidad siempre compartida en el marco cristiano o católico. Y desde ese aspecto, el lugar es lo de menos, lo importante es vivir la pasión de Jesucristo, hijo de Dios. Pero sí difiero en la ubicación, en el espacio y en el entorno, por cierto muy protegido, que además es Patrimonio de la Humanidad. La presencia de miles de personas, ubicadas en zonas muy estrechas con barrotes, sillas y palcos en un marco tan especial como delicado, y singular, le da los ingredientes para no vivir una Semana Santa para el disfrute del patrimonio artístico y cultural del entorno, siendo perjudicados el turismo que nos visita, y los ciudadanos y ciudadanas de nuestra ciudad que siempre se han desplazado de forma itinerante a ese lugar tan bonito y privilegiado de la historia cultural de Córdoba. No es nada comparable la Semana Santa de hace décadas que de la actual, en esa época no había tanto turismo ni tantas hermandades de penitencia, ahora sí, y hay que cuidarlo y respetarlo todo.

Y como novedad este año, para rematar la situación, se prohíbe el paso de los devotos y devotas por la carrera oficial, es totalmente intolerable, y esta medida si persiste, quitará la ilusión de salir para años venideros.

La Semana Santa de Córdoba, siempre por las Tendillas, como eje central de la ciudad, donde es admirable por los diversos recorridos, por las calles adyacentes y transversales, por la singularidad de las largas calles y por la plaza tan emblemática de las Tendillas. Por las zonas espaciosas que dispone y por otros muchos rincones que les hace ser eje vertebrador de la ciudad, una vivencia mágica y espiritual, que junto al entorno de la Mezquita, el puente romano, la judería, las múltiples plazas de la ciudad, los jardines de Colón, por los bellos rincones que ofrece nuestra ciudad, por todo esto, mi opinión personal es, siempre por las Tendillas, como Dios manda.

* Miembro de la Hermandad de la Vera Cruz - Córdoba.