T odo el mundo sabe que el barco se está hundiendo. Todo el mundo sabe que el capitán mintió». Leonard Cohen, Everybody Knows, 1988.

Al menos yo, tengo miedo; creo que tenim por, y más miedo conforme va pasando el tiempo y se acumulan sin orden los despropósitos, el juego de las trampas dialécticas y el culto a la “Bobadita”, que dice --no en este caso, que yo sepa-- Javier Marías. La manifestación de Barcelona va incorporando obvias declaraciones de irrespetos, a las víctimas, a los ciudadanos y a la razón. En cuanto al lema, pues nada, no voy a discutir la emoción de tantas personas, ni el diseño de un artista conocido, ni lo que todos están de acuerdo en que nos une, de algo que, a fin de cuentas, no es demasiado importante, solo un lema sobre lo que ya me he permitido discrepar en el título como que sí, que tengo miedo, que me asusta el terrorismo, sus acciones y el camino que estamos aceptando para combatirlo de manera eficiente. Pero estoy en contra del aspecto comercial, mediático y modificador del fondo, y de la justificación de este acto. Primero, se encontró la frase adecuada a las reglas de los mensajes publicitarios, el eslogan perfecto de tres palabras, que facilita su repetición como un mantra, que permite hablar del artista, el tipo de letra y el lazo negro y que hoy, solo hoy, nos une, pero que estoy convencido de que no podemos creer, ni creemos, que nos haga más solidarios o aporte más cohesión social y unidad humana, a partir de esa misma noche. Digo esto porque resalto mi sincero respeto a todo el mundo que participa en ese acto como ciudadano, y lo digo sin amargura y, lamentablemente, sin ofrecer una alternativa. No, no tengo la solución pero sé que el camino no es el correcto.

Siguiendo con lo que he llamado despropósitos, la manifestación lleva una pancarta que no portan los que políticamente no conviene que porten: ¡para qué señalar con el dedo!; la presidencia de autoridades queda completamente relegada, pero aparentando que no lo está; probablemente un tema menor, dirán algunos. ¿Entonces, para qué se monta una línea de autoridades? El presidente del Gobierno de la comunidad autónoma de Cataluña declara en el Financial Times que el Gobierno de España está usando políticamente el atentado; y para dar fuerza, dice que ya tiene las 6.000 urnas y que, como Juana Rivas (otra...), si tiene que ir a la cárcel, pues ¡qué le va a hacer!. Al día siguiente de que fueran abatidos los terroristas, y la célula disuelta, apareció en un escenario en penumbra, bajo la Señera, con el consejero de Interior a un lado y el jefe de los Mossos al otro, todos, como el momento exigía, muy solemnes; desgarbados sobre sillas que alguien no valoró que eran incómodas, con las piernas cruzadas, pero muy solemnes, así que menos mal que no está usando políticamente el atentado, ni él ni la cúpula independentista. La una dice que si el Rey va, ella no..., en fin, me aparto de los ejemplos porque estamos en otras, pero a quienes les esté tocando administrar la organización de ese acto no les arriendo las ganancias. ¡Qué tristeza! ¡Qué vergüenza!

En este barrizal, el presidente del Gobierno declara que todos estamos más unidos que nunca, que la colaboración entre policías ha sido impecable y continuada, ¡vamos, ejemplar y envidiable!, que los demócratas debemos aparcar las diferencias porque hay que atender prioritariamente a las víctimas, a sus familias, a todos los ciudadanos de buena fe, etc. Agradece al Rey su asistencia a la manifestación, por haber atendido, supongo, la indicación del Gobierno --no es lo normal que participe en estas cosas--, y, a volapié, propone estudiar la reforma del Código Penal como reacción a que los terroristas no están quietos y hay que darles respuesta; un problema que, por cierto, no sé cómo podrá resolver. Dicen que vamos a dejar los temas que nos desunen para otros momentos: ¿en serio?, pues así debería haberse hecho

El sábado pasado fue la manifestación de apoyo a las víctimas de estos asesinos y en contra del terrorismo. Lo demás; los pitos al Rey, junto a la tristeza y compunción de los ciudadanos de buena fe, las emociones sinceras, los lloros, las encuestas de impactos en medios, etc., como sobra, hay que revestirlo. Y tendremos que digerirlo porque, como todo el mundo sabe, el capitán mintió.

* Abogado