El ser humano desde la noche de los tiempos obedece a los estímulos recibidos. Cuando se inventó la rueda, aquello revolucionó el progreso, mirando la parte positiva y la negativa que también, la hay. No se calculó que podía contaminar. Progreso y corrupción van de la mano (en el próximo capítulo lo veremos). Los animales racionales (humanos) sí contaminan, los otros no. En cualquier comportamiento social puede surgir lo ilógico, lo irracional y para entender mejor los estímulos positivos debemos criar algo (rama lógica), un hijo, un perro, un gato... Criar un hijo conlleva sacrificio y gastos. Un perro lo mismo. Confiemos en respuestas positivas, sigamos criando y si hay problemas, aquí estamos para resolverlos.

Cuando era adolescente salía a cazar con mis tíos, los días de lluvia con dos galgos y un podenco. Estos días de lluvia, la liebre corre menos por el barro en las patas y en aquellos tiempos se aprovechaba esta ventaja para llevar comida a casa. Hoy es diferente, gracias al reglamento de la Federación Española de Galgos se caza en seco, se le da ventaja a la liebre, y todo gracias a los galgueros de nombre.

Dentro del grupo de animales racionales están los que abandonan galgos, los que roban y abandonan manipulando microchip, corruptos en definitiva. Contaminadores de una forma de caza, de las más nobles de la caza menor. Para ello denunciemos y que las leyes pongan las cosas en su sitio.

Cuando tengo ocasión me voy a mi ruta del colesterol, visito el huerto y pateo el campo. Allí veo los nidos y sus inquilinos a punto de volar, los padres no se asustan, al contrario, le comunican a sus hijos que viene Manuel a saludarlos. En la próxima carta trataré de explicar el saludo, ahora no sé mover mi pluma para mandar el mensaje que me mandan sus plumas. A la liebre, en la cama o saltando de ella con sus orejonas, comunicándome que cuando se levante la veda se le va a ir a los galgos de mis amigos, y yo la aplaudiré.

A Galgos del Sur le pido reconocimiento para ir de la mano, como cuando no teníamos tanta prisa y nos tomábamos la copa de vino en grupo, hablando de las cosas de la vida, con las diferentes maneras de entenderla. Beber vino con moderación, da alegría al corazón, y sin perder la razón, da razón a la vida... Por los animales.