El 25 de octubre comencé con un cuadro de dolor abdominal y fiebre. Fui a mi médico, quien me diagnosticó una posible apendicitis y me derivó a Urgencias de Reina Sofía. A este servicio llego a las 12'40 horas, pero pasan tres horas antes de que un facultativo me evalúe, porque hay otros pacientes preferentes. Tras numerosas quejas por mi parte, al fin me ven y me piden analítica, radiografías y ecografía. A la espera de los resultados y de la valoración de los médicos, paso doce horas en urgencias, tras las cuales deciden ingresarme en "Observación - Sillones". Allí paso otras 12 horas, hasta que deciden intervenirme de urgencia. Se demora hasta las 22 horas; por fin entro en quirófano. Una vez allí, lo que se inicia con una laparoscopia para una sencilla operación de apéndice, se convierte en una laparotomía, al encontrarse con una peritonitis provocada por una perforación del intestino delgado. La intervención termina en 4 horas con la extirpación de 15 cm de intestino y del apéndice, 26 grapas, un drenaje y una sonda nasogástrica.

Cuando pregunto cómo ha llegado a pasarme esto, nadie me lo explica claramente. Si yo llegué a urgencias con una apendicitis diagnosticada por mi médico ¿es normal que pasaran 32 horas esperando operarme? ¿Se hubiera producido esta perforación si me hubieran atendido a tiempo?

Denuncio al Servicio de Urgencias por el trato poco humanitario y escasa preocupación de enfermería, que se limita a descargar responsabilidades en el médico de turno. Médico residente de 1º sin ningún superior a la vista para consultar, dando diagnósticos inseguros y poco claros. No hay profesionalidad.

Muchos protocolos, sistemas de calidad y ninguna humanidad.

Rafi Lambert

Córdoba