Fuimos a recoger a nuestros hijos en su último día de clase y nos encontramos a la tercera llorando amargamente, porque ya sabe que el próximo año tiene que cambiar de nuevo de colegio porque la Junta no le permite continuar en el colegio al que asisten sus tres hermanos el año que viene. Llevamos varios años intentándolo, pero la Consejería de Educación no consiente el aumento de la ratio en las clases por tener hermanos en el colegio. Parece increíble, pero es cierto. Por este motivo estuvo un año en otra escuela, con los inconvenientes para toda la familia, y en especial para ella, que no entendía el porqué. Fue un año muy duro, pero con final feliz, o eso creíamos, ya que al siguiente curso, en junio 2014, al denegarnos de nuevo el aumento de la ratio, solicitamos al Juzgado de lo Contencioso-Administrativo de Córdoba medidas cautelares para que pudiera ir al mismo centro que sus hermanos, y se reconoció el derecho a la escolarización en dicho centro. La Junta de Andalucía interpuso un recurso de apelación, y dos años después, la sección 3º de la Sala Contencioso-Administrativa del TSJA, en fecha 29 de enero de 2016, lo estimó, por lo que mi hija debe dejar la plaza que ocupa provisionalmente por medida cautelar.

Ha estado dos cursos completos en una clase en la que hay 26 niños contándola a ella, 4º y 5º de primaria. Ahora debe dejar el colegio y posiblemente volver el año que viene, ya que al pasar a la ESO aumenta la ratio en 5 alumnos por clase. Que alguien me explique los motivos por los que no pueden estar 26 niños en una clase y de repente sí permiten 30. La situación que se nos viene encima es tremenda. Mi mujer y yo trabajamos de 8 a 15.00, ella además por las tardes todos los días, yo al menos dos a la semana, fuera de Córdoba y con 10 guardias localizadas al mes. Mis hijos: la mayor se va a la Universidad, dos en el mismo colegio, una en 1º de Bachillerato y el otro en 1º de Primaria y la tercera en 6º de Primaria pero en otro centro. Qué bien. Diferentes centros y horarios, con menores que no pueden quedarse solos, que necesitan de nuestra protección. Que me diga alguien cómo nos vamos a organizar. Pero lo peor son los problemas psicológicos que ya están afectando a mi hija con tanto cambio de colegio, tres en 4 años, horarios, profesores, sistemática y compañeros, y que no entiende por qué a ella no la dejan estar con sus hermanos. Está muy nerviosa y se le está borrando la sonrisa de su cara. Me vuelve a preguntar si es un castigo o si ella es diferente. En fin, seguiremos luchando para que un niño tenga el derecho de estar en el mismo colegio que el resto de sus hermanos. Seguiremos peleando contra una normativa absurda que impide la agrupación familiar y la conciliación laboral y que puede tener consecuencias psicológicas gravísimas en una menor que se encuentra en pleno desarrollo. H

Jacinto Navas Pastor

Córdoba