La Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) conmemora cada 16 de octubre el Día Mundial de la Alimentación. Para dicho organismo «existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen en todo momento acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos a fin de llevar una vida activa y sana». La Cumbre Mundial sobre la Alimentación de la FAO celebrada en 1996 definió dicho concepto así como el de Soberanía Alimentaria (facultad de cada pueblo para definir sus propias políticas agrarias y alimentarias de acuerdo a objetivos de desarrollo sostenible y seguridad alimentaria). Para un ciudadano de la Unión Europea (UE) la seguridad alimentaria es garantía nutricional y de inocuidad (salvaguarda de la salud pública, derecho de los consumidores de la UE). Sin embargo, para un ciudadano del África Subsahariana la prioridad es el acceso a suficientes alimentos (producción y abastecimiento). Son dos realidades contrapuestas: en el denominado primer mundo nos permitimos tirar a la basura alimentos aptos para el consumo (1.245 millones de kilos el pasado año en nuestro país); mientras que en el tercer mundo más de 800 millones de personas pasaron hambre en 2016 (520 en Asia, 243 en África y 42,5 en América Latina y Caribe). Para hacernos una idea de la magnitud del problema, la población que sufre hambruna equivale a 17 veces los habitantes de España o la suma de los de Estados Unidos y la UE.

Lamentablemente, tras un periodo (2003 a 2014) en el que se había conseguido frenar la tendencia al alza, en 2015 se produjo un repunte y desde entonces la cifra del hambre se ha incrementado en 35 millones. Si consideramos la desnutrición, especialmente la infantil, la problemática es aún mayor dándose la paradoja de que en los países desarrollados se incrementa el número de personas obesas. España es el segundo país de Europa con mayor tasa de obesidad (el 25% de los españoles son obesos o tienen problema de sobrepeso).

El hambre en el mundo tiene solución, es un problema político, pues existen recursos suficientes para dar de comer a la totalidad de la población mundial. Sirva este Día Mundial de la Alimentación para que reflexionemos sobre ello.

* Catedrático de Nutrición y Bromatología de la UCO