Tirando de Internet, ¡hay que ver las cosas que se aprenden! Sí, porque en esta ocasión me he podido enterar de la mala memoria del genial Woody Allen. ¡Pues no va y dice que sólo existen dos cosas importantes en la vida! La primera el sexo y la segunda... ¡pues que no se acuerda! Y claro, si de dos se le olvida una o es que nunca la aprendió o es que padece Alzheimer, en cuyo caso, merece un respeto, si bien yo me inclino por aconsejarle una buena dosis de palillos de pasa, y creo que también para la especie de pandemia universal de pérdida de memoria, porque el Instituto de Política Familiar nos ha comunicado que, según un estudio reciente, cada 3,7 minutos --ya es precisión-- se produce un divorcio en España y dice que vamos a la cabeza de Europa en esto de casarse y descasarse y dice que las administraciones públicas deben tomar carta en el asunto y tomar medidas urgentes y hacer un cambio de rumbo en cuanto a medidas legales, protección social y cultural del matrimonio y la familia. Y mientras leo y releo, lo que dicen unos y otros, la segunda cosa importante, ¡que no aparece por ningún lado! No obstante ante mí ondea revestida de magia, como niña de un día que precisa la maravillosa cuna de muchos ingredientes aunados: el amor. Y que sí, que puedo parecer una trasnochada romántica pero yo creo, seguro, que los matrimonios que se han roto en estos largos minutos que escribo, ni tan siquiera conocieron la palabra amor. En las peanas de sus vidas en pareja, rotularon tan solo la cosa importante que recordaba Allen: sexo. ¡Y al garete la pareja! Porque, a la pasión, al deseo de acostarse con alguien, habría que sumar el deseo y la pasión de despertar en los ojos, en el alma de ese alguien. El amor, tan olvidado y maravilloso, es la primera cosa importante en la vida.

* Maestra y escritora