“Sed de ti me acosa en las noches hambrientas./ Trémula mano roja que hasta su vida se alza./ Ebria de sed, loca de sed, sed de selva en sequía./ (...)/ por eso eres la sed y lo que ha de saciarla”.Con estos bellos versos del escritor chileno y Premio Nobel de Literatura del año 1971 Pablo Neruda comenzó el acto de apertura del curso 2016--2017 de la Asociación Literaria Hasday, en homenaje al poeta en el aniversario de su fallecimiento. Magistralmente conducido por Don Carlos Cárdenas, presidente de la Real Academia de Jurisprudencia de Lima (Perú), brillante abogado, magnífico escritor y gran estudioso de la obra de Neruda. Pablo nació siendo un luchador nato, ya que su madre murió cuando él tenía un mes, su espíritu inquieto le llevó a emprender numerosas aventuras, su vida es un cajón repleto de anécdotas. Su existencia estuvo dañada unas veces por el olvido y otras por el delirio, cuando se encontraba desamparado se refugiaba en la amistad de Aleixandre, Lorca, etc. Su trayectoria vital discurrió en algunas etapas por espacios en desintegración. A veces sentía la sed de hurgar en lo más profundo de la verdad y su fragilidad, otras recurría a experiencias propias de turbación, vicisitudes, alucinaciones. Su literatura es un conjunto pleno de momentos estelares. Neruda va inevitablemente unido a “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”, el perfecto engranaje de este libro hace que resulte imposible que el texto no sangre. En cada palabra está impreso el ADN de la sabiduría, cada verso es la apasionada evolución de la precisión poética, algunos poemas son inmensos, excesivos, inabarcables. Con sus escritos emprendía la búsqueda de algo que a veces no entendía ni él mismo. Siempre procuró no ser esclavo del pasado ni del presente, aprendió mucho de sí mismo, tomando prestado el realismo poético de la mirada poliédrica de sus propios escritos. Cada poema es un tatuaje impreso para siempre en la memoria. La precisión en el trazo de algunos de sus versos hace que sean ecos desnudos e hiperrealistas de una historia que no ha tenido tiempo de madurar. Y ahora Pablo, “Llénate de mí” y “Déjame sueltas las manos...” para que pueda seguir escribiendo...

Pilar Redondo. Escritora

Córdoba