El presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, dijo ayer en Los desayunos de Diario CÓRDOBA que, durante su almuerzo con el secretario general electo del PSOE, Pedro Sánchez, ambos dedicaron solo cinco minutos a hablar del pasado y dos horas a hablar del futuro. Parece un buen enfoque para el primer encuentro personal que mantiene Sánchez con uno de los barones contrarios a su candidatura en las recientes primarias, un paso en la necesaria reconstrucción del principal partido de la oposición. Hasta ahora solo ha habido conversaciones telefónicas con estos dirigentes autonómicos críticos, y precisamente ayer se produjo la llamada a su principal rival, la secretaria general del PSOE-A y presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, que se puso a su disposición pero pidió «respeto» para los territorios. El PSOE, pese al indiscutido triunfo de Sánchez, está profundamente dividido y exige una recomposición que, según Fernández Vara, debe basarse en la «generosidad» de los vencedores y en la «humildad» de los vencidos, pero también en una visión realista e inteligente que aproveche el capital del partido. Cerrar las heridas no será fácil, pero es imprescindible si el PSOE quiere tener futuro.