O hachazo, que también suena a eso. El Señor de la Militancia ha clavado su segur en la tabla redonda del partido, y la Dama de los Barones, llamada a ser la heredera de las armas y el bagaje del PSOE atávico se ha quedado clavada en Despeñaperros, pues salir del califato socialista andaluz para conquistar Las Castillas puede no tener un billete de vuelta. Y López, de nombre Patxi, ha llevado a cabo de manera precisa su papel de escudero de Don Sánchez. Los votos que ha recabado para su señor han sido distraídos en gran medida de los que en principio hubieran tenido su destino en Susana. Pero como en la canción a Susanita le ha salido un ratón chiquitín, que no sabemos si comerá chocolate y turrón, pero votos sí. Todo este Juego de Votos sería lógico y normal, cuando si de lo que se tratara fuera de lo que la mayoría de los votantes socialistas desean: resucitar el bipartidismo tradicional entre centro derecha y social democracia. Pero no nos engañemos. Ese bipartidismo no es el que ha demostrado Pedro Sánchez querer vivificar. Y ahí es donde en la democracia española se plantea con tintes de drama aquello del ser o no ser. Ese querer ser socialista de los sanchistas arrimándose a los podemitas sin querer ser extremistas. Aunque el caldero de las brujas que remueve Pedro El Resiliente, tiene otro ingrediente que no cuadra no sólo con la fórmula del socialismo democrático, sino ni siquiera con la idea más elemental de la democracia: el odio y el rencor a Rajoy, que es lo mismo que decir a lo que representa actualmente el centro derecha español. Y lo que representa es que estamos avanzando en la recuperación económica. Así de claro. Pero la historia de España nos ha enseñado algo por desgracia: que cuando se desamortiza el bipartidismo político democrático aparece, por desgracia, la bipolaridad política en su sentido más psiquiátrico del termino. Contra esto solo cabe la cordura de los votantes en las próximas elecciones generales.

* Mediador y coach