El gran ausente en la pasión de Cristo como en su sacrificial vía dolorosa es precisamente su padre, pues éste ya había fallecido cuando el hijo aprisionado comparece ante el Sanedrín. Y por tanto, no figura en la barroca y policromada iconografía de los tronos y pasos de la Semana Santa que conmemora la de la crucifixión y muerte de Jesús de Nazaret; del que dice Mateo que era hijo del artesano José, añadiendo Marcos que los dos ejercían el mismo oficio; y aunque el término griego usado en ambos no corresponde específicamente a carpintero, sino a artesano, o a obrero, frecuentemente se considera que tanto el padre como el hijo oficiaron la carpintería.

Fue el papa Pío IX, el 8 de diciembre de 1870, quien establecería la Fiesta de San José el 19 de marzo. Sixto IV introdujo su festividad, e Inocencio VIII la elevó a rito más solemne o doble. Años después León XIII lo nombraría Patrono de la Iglesia Universal. Y Juan XXIII le incluiría junto a María en el Canon Romano de la Misa, recuperándole el protagonismo paternal de Jesús. Doctores de la Iglesia, así como numerosos autores cristianos, como Beda el Venerable, Bernardo de Claraval, o Tomás de Aquino, se refieren a José de Nazaret. Su nombre de origen hebreo deriva de Yosef, que significa añada, del verbo añadir. Y así se encuentra en el Génesis. Y de considerársele padre putativo de Jesús deviene el acrónimo Pepe, resultante de la unión de ambas iniciales. En cambio, otros piensan que esa derivación equivale a una transcripción reducida de Jusepe, una antigua versión del nombre en castellano.

* Doctor ingeniero agrónomo

Licenciado en Derecho