Joan Tardá, este personaje del circo supremacista catalán que viste de negro riguroso y que se hace acompañar de su lazarillo Rufián, también de atrezo negro, como si se pasaran la vida dando el pésame, profesionalmente hablando se entiende, ha dicho que «si es necesario habrá que sacrificar a Puigdemont».

La verdad es que yo soy Puigdemont y oigo de este luctuoso personaje de verbo atropellado, greña montaraz y vestimenta azabache que he de ser sacrificado, y es que me dan ganas de, como hacía Mortadelo, transmutarme en mejillón bruselense. Aunque Puigdemont siempre estuvo sacrificado. O mejor dicho, fue parido, criado y engordado por el separatismo catalán para ser sacrificado. Pero que nadie se equivoque. El concepto de sacrificio que los independistas quieren venderle a propios y extraños no es ése épico que entraña una causa justa al modo y manera, verbigracia, de William Wallace, en el que el héroe vale más para la causa, muerto que vivo. No. Aquí el sacrificio es sencillamente pecuario para alimentar esa voracidad bastarda del supremacismo.

Dicho de otra forma: a Puigdemont se lo van a comer los suyos sin pena ni gloria, tal como pasará con su historia. No así para los que creemos en el Estado de Derecho y la democracia. Y en el sentido común. Para nosotros, Puigdemont y todo lo que él representa es sinónimo de marasmo social, económico y político. Quedará como la muñeca Annabelle, metido en una urna de cristal, en esa especie de museo de los Warren, donde se apilan todos aquellos objetos y personajes diabólicos, en este caso, para la política, cargado de energía negativa. Por cierto, Zapatero debería de estar allí, pues de mediador intercontinental sigue siendo más peligroso que un cirujano con hipo.

Pero a lo que vamos. Puigdemont pasará a la historia oficial y veraz como otro más de esos que nos costó a los españoles un pastizal y que fue sacrificado solo y exclusivamente por los suyos. Para nosotros es bastante con que se le juzgue por rebelión, sedición y malversación de fondos, entre otros delitos.

* Mediador y coach