Desde Boom boom en 1990 hasta ahora, recién acabado el rodaje de Iris, Rosa Vergés Coma (Barcelona, 22-2-1955) sólo ha dirigido cuatro películas (Souvenir, en 1994, y Tic tac, en 1996, son las otras dos). Aunque en este tiempo ha hecho un telefilme doble (Maresme ) y publicidad, que a alguien con su talento le cueste culminar proyectos, es un reflejo de nuestra pobre industria del cine.

Exactriz del grupo teatral Dagoll Dagom, se decidió por el celuloide cuando ampliaba estudios de Historia del Arte en la Sorbona de París. Durante ocho años se empapó en el oficio como ayudante de dirección y escribiendo guiones. Su amplio bagaje cultural lo había adquirido desde muy jovencita, gracias al ambiente familiar. Su padre, Josep Vergés, propietario de la editorial Destino, sumió a los hijos en la lectura. "Lo que siempre me ha gustado --confiesa-- ha sido vivir en una casa en la que la biblioteca fuera la habitación más importante". Y si esa casa era frecuentada por ilustres literatos como Pla y Delibes, está dicho todo.

Una de sus experiencias agrias fue la de la ceremonia de los Goya que dirigió en enero del 2000. Hubo de admitir que se equivocó al confiar la presentación a Antonia San Juan, que estaba seleccionada para un premio por Todo sobre mi madre y se hundió al no ganar. Aquello lastró la gala. ¿Lastró también algo la carrera de Rosa Vergés?