Hace unos meses que vivimos en el casco histórico, en una pequeña calle de la zona de Costanillas que se llama Rivas y Palma. Desde el primer momento, nos llamó la atención la cantidad de tráfico que soportaba esa calle y pensamos que sería algo temporal por la obra de Capitulares, ya que muchos coches, al no poder pasar por Alfaros, enfilaban por Santa Marina y Moriscos hasta llegar aquí. Confirmada la peatonalización, la cosa ha ido a más. Muchos utilizan esta vía como atajo para llegar a la avenida de Barcelona evitando Ollerías y el flujo de coches es descomunal para una vía tan estrecha. La semana pasada, intentando esquivar el trabajo de unos albañiles que descargaban material en una de las aceras, un camión arrancó de cuajo el balcón de una vecina. No es la primera vez que le ocurre. A la cantidad de tráfico se suma la velocidad de los coches y motos que la recorren a todas horas y que pasan como si fuera una autopista, generando un enorme ruido y mucha inseguridad a los peatones, sobre todo, a niños y mayores. Ahora que el calor ha llegado y no queda otra que abrir las ventanas... Ni siquiera hay un disco obligando a moderar la velocidad por debajo de los 50 km/h, ni he visto Policía controlando tales desmanes. A veces, no se toman medidas hasta que es demasiado tarde. Dicho queda.

<b>J. Arjona Aparicio</b>

Córdoba