La noche del domingo pasado, en Cibeles, donde tradicionalmente celebran sus títulos los jugadores y aficionados del Real Madrid, se escucharon insultos y otras faltas de respeto hacia jugadores y aficionados de otros equipos. Ya sé que es una práctica muy extendida, pero ello no es motivo para que lo aceptemos sin más o para simplemente decir que no se puede hacer nada para cambiarlo.

Los medios de comunicación y las directivas de los clubes implicados (en este caso la del Real Madrid) deben condenar este tipo de actitudes. La rivalidad es bonita, pero solo si vive con respeto y concordia. El deporte debe servir para hermanar a los seres humanos, no para enemistarlos; debe servir para sacar lo mejor de nosotros, no lo peor; debe acercarnos a la paz, no a la violencia.

<b>Ángel Andrés Jiménez Bonillo. Exárbitro de fútbol</b>

Málaga