El cantautor Facundo Cabral dice: "Cuando un pueblo, trabaja Dios lo respeta. Pero cuando un pueblo canta, Dios lo ama". Son muchos los pueblos que trabajan y cantan. Muchos los pueblos que, valorando la cultura, costumbres y tradiciones, progresan acrecentando así inquietudes de sus gentes, sumidas en otros tiempos, en la rutina de hierba crecida tras la cruel contienda y que no iba más allá de las cuatro fiestas que sin más proyectos, ni ambiciones, se dejaban caer, año tras año. Hoy, la gente piensa, la gente sabe, la gente reivindica, la gente trabaja y canta y "dios los respeta y ama". El pueblo donde se nace y crece, por lejos que estemos de él, será sin duda nuestra cuna, y es por eso que, personalmente, cuando entro por las puertas de mi pueblo, Villa del Río, siento algo así como si regresara a mi casa. Y son sus calles por donde di mis primeros pasos, transitaron mis padres, hermanos, amigos, vecinos..., y es su parroquia donde nos bautizaron, hicimos la Primera Comunión, vivimos días festivos, días religiosos de fervores infinitos, y es la Virgen Patrona, bajo cuyo manto nuestras madres rezaban, y es la vida que sigue y en estas fechas, los pueblos se engalanan y preparan para vivir sus fiestas. Por mi profesión he tenido oportunidad de vivir en varios pueblos y convivir con sus gentes. En una de mis obras, termino diciendo: "Solo recordando los sonidos del pueblo, los silencios, las campanas... Solo recordando los olores del pueblo, dulces caseros, humos de rastrojos, pan caliente... Y solo recordando la cercanía de gente sencilla, acogedora, agradecida, generosa... solo recordando mi vida en los pueblos, pero sobre todo en mi querido pueblo, un pueblo con pedigrí, que se prepara ya para sus mejores fiestas, puedo decir que he existido".

Y mi canción, hoy, no es otra que aquella que dice: Ciudad del Betis, risueña villa, pueblo bendito donde nací-

* Maestra y escritora