La Estadística del Padrón Continuo que el Instituto Nacional de Estadística ha publicado esta semana pone de relieve el progresivo envejecimiento de la población española que, no por anticipado y conocido, resulta menos preocupante. No sólo en nuestro país, sino a nivel mundial el número de personas de más de 60 años se ha duplicado desde 1980 y se prevé que alcance los 2.000 millones de aquí a 2050.

Lo que lleva en nuestro sistema económico a que sea inviable un régimen de pensiones pensado para una esperanza media de vida en nuestro entorno establecida en los 64 años, que ahora se sitúa en los 82 años, si bien muchas veces con una calidad de vida que no se acompasa a esa esperanza creciente.

La década de los años ochenta y noventa lastran la demografía.

El descenso de la natalidad es otro de los fenómenos que acompaña al envejecimiento de la población.

Los jóvenes de entre 15 y 29 años han disminuido un 20 por ciento en España en la última década y son la única franja de edad en la que hay menos población que en 2005.

Y si como bálsamo a esta situación pudiera pensarse que se facilita el acceso de los jóvenes al mercado de trabajo, nada más lejos de la realidad, con las indecentes tasas de paro juvenil cercanas al 50 por ciento.

Se nos plantean grandes interrogantes en el corto plazo que urgen respuestas equilibradas y consensuadas por la sociedad y los responsables públicos: qué clase de vida daremos a los más mayores y con qué derechos sociales les asistiremos; quién pagará un sistema de prestaciones cada vez más amplio; por qué los jóvenes, siendo menos y más preparados, no acceden al mercado de trabajo para realizarse profesionalmente y subvenir al reparto de cargas sociales; cómo facilitar una política de crecimiento demográfico en el futuro que haga sostenible el sistema si no somos capaces de atender a la población actual en la que se encuentran grandes segmentos de marginalidad y desempleo; se adapta acaso el modelo productivo y la conciliación laboral a la situación demográfica actual y sus necesidades.

Grandes retos, sin duda, en los que nos jugamos el futuro.

* Abogado