Vuelve Platón a los quioscos, en forma de fascículo, el domingo en que en Grecia, su tierra, Syriza, la coalición de la izquierda radical, gana las elecciones y en Córdoba se vive la resaca del "sí se puede" futbolístico porque la ciudad de la Mezquita, aunque no le guste al obispo, a punto estuvo de darle la vuelta al sino y convertir en victoria lo que, de antemano, solo era fatalidad ante el Real Madrid. El lunes nos enteramos de la muerte de Demis Roussos --aquel cantante del grupo Aphrodite's Child, de túnicas multicolores y estribillo onomatopéyico triki, triki, triki --, el sábado anterior, en su casa de Atenas al mismo tiempo que, fatalmente, un avión F-16 griego causó 10 muertos y 20 heridos en Albacete. Nada tiene que ver con el dolor de la desgracia, pero el mismo lunes, en los lácteos de Mercadona, el yogur griego marca de la casa en su modalidad no azucarado se había acabado en las estanterías y no había sido repuesto. Parecía que Grecia, la antigüedad docta donde la humanidad empezó a prescindir de los mitos y demás explicaciones sobrenaturales para centrarse en su propia inteligencia y en argumentos razonados para intentar explicar la vida, se hubiera encarnado en la Europa del euro para dejar sentadas las teorías de los nuevos filósofos cuyo origen se sustenta en iconos de la cultura universal como el Partenon o la Mezquita de Córdoba. Desde la Acrópolis hasta la plaza Sintagma de Atenas los modernos griegos, como aquellos filósofos postsocráticos, sin túnica y sin corbata, ya sin temor a la ira de los dioses del Olimpo ---que ahora habitan en oficinas de la Troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) y que son tan humanos que estrujan su tarjeta de crédito, opaca al fisco, en beneficio propio---, se han rebelado, casi como en la guerra del Peloponeso, contra la fatalidad global y han apostado por la democracia ateniense antes que por la oligarquía espartana. En Grecia, al parecer, la Europa de la globalización --otros la llaman de los mercaderes-- ha tocado fondo en lo que a economía se refiere. Pero ha comenzado la reconquista de la dignidad, que es cuestionar esa famosa deuda que solo consta en los archivos de los mercados --que no son de fiar--, luchar contra el paro y erradicar la corrupción. El hombre griego, en su día, se liberó de las concepciones míticas imperantes y se convirtió en filósofo. Este pasado fin de semana lo ha visualizado en la cima del Partenon y en el ecumenismo de los tejados de la Mezquita, desde donde se divisa el césped del Arcángel; dos historias tan universales y creíbles como la de David y Goliat.

* Periodista