Este mes, en principio, había pensado hablar de nuevo de la Encuesta de Población Activa y de cómo en el primer trimestre de este año ha descendido la ocupación en unas 82.000 personas, aumentando la tasa de paro en 1 décima. Así, hemos alcanzado el 21% de tasa de desempleo otra vez. Dato no muy halagüeño, pero que después de la campaña de Navidad no suele ser inusual, ya que la economía española no se comporta bien, en términos de empleo, en estos primeros meses del año; aunque este año Semana Santa ha caído en el primer trimestre, si no habría sido peor. Estos negativos datos de paro entroncan con el tema de las nuevas elecciones, es decir, aún no tenemos Gobierno lo que sigue afectando a la economía, algo de lo que también había pensado hablar de nuevo.

Todos sabíamos desde enero que íbamos a ellas, y el 26 de junio habrá que ir a votar otra vez. Eso sí, después de "tragarnos" una nueva campaña electoral con todos los partidos políticos diciendo lo mismo que en diciembre, pero además echándose las culpas los unos a los otros de no haber sido capaces de pactar. De hecho, creo que solo Grecia, que en estos momentos no es un buen referente, ha tenido que acudir una segunda vez a las urnas como vamos a hacer los españoles. Algo que hace preguntarse si nuestros políticos son tan "buenos" como los políticos griegos. A lo que se une, el despilfarro de campaña electoral que se paga en parte entre todos los españoles, al igual que los sueldos de todos estos diputados y senadores que nos hacen pasar por las urnas porque se ve que no tiene prisa en estabilizar la política de nuestro país.

Luego pensé que se lleva hablando de lo mismo muchos meses, que mejor echaba un vistazo a cómo iba la economía mundial, y me encuentro con el último informe del Fondo Monetario Internacional donde se va confirmando lo que se lleva diciendo ya un tiempo. El crecimiento de la economía mundial se va a situar alrededor del 3% en los próximos años, lo que significa que estamos estancados. Los países desarrollados (Europa, Japón o EEUU) no tiramos del carro y los emergentes (China o Brasil) se están desplomando. Lo peor es que la Política Monetaria, instrumentada a través de los tipos de interés y las inyecciones de liquidez, no se va a poder utilizar para mejorar este crecimiento. Nosotros mismos hemos, prácticamente, anulado este instrumento. Los Bancos Centrales no pueden bajar más los tipos de interés y las consecuencias a largo plazo de las inyecciones de liquidez comienzan a generar una gran preocupación entre los economistas más expertos, ya que nunca se había emitido tanta cantidad de dinero en un periodo de tiempo tan corto. Mientras, las bolsas de todo el mundo no saben cómo reaccionar. Son montañas rusas, con tendencias alcistas, bajistas, mixtas y en cualquier caso reducidos volúmenes de negocio. Pero el exceso de liquidez ha de ir a alguna parte, y está buscando rentabilidad en productos cada vez más arriesgados. Al mismo tiempo, los bancos han reducido su margen de ganancia, por los tipos bajos, así que nos suben las comisiones a los clientes y van a empezar a impulsar la oferta de productos más arriesgados. De modo que, ahí podemos estar de nuevo con las preferentes, deuda subordinada, etcétera.

Todo esto también tiene consecuencias en mercados no financieros. Al parecer las obras de arte o el oro pueden estar sufriendo una burbuja y quién nos dice que esa burbuja no se traslada de nuevo a la construcción en nuestro país. Se afirma que no hay riesgo, pero los precios de las viviendas han empezado a subir lentamente, en una situación de desempleo, temporalidad, bajos salarios y sin que en muchas regiones españolas se haya producido el ajuste real de dichos precios de la vivienda a estos salarios.

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* Profesora de Economía.

Universidad Loyola Andalucía