La actualidad social sobresale, al menos en Occidente, por las compras de regalos, ya sea por la festividad de la Epifanía o Reyes Magos, o por las rebajas que comienzan. Los objetos más vendidos, las ofertas más atrayentes, los catálogos más seductores: perfumes, electrónica, relojería, joyería y un sin fin de productos, que estos días han sido objeto de la carta de reyes o de nuestro particular amigo invisible. Muchas veces, gastándose el personal más de lo que puede en compras a plazos para adquirir la última novedad de temporada.

Sin embargo, la realidad es que la mayoría, por estos lares, tenemos lo suficiente para vivir, y este tiempo se ha convertido en una carrera frenética del absurdo por la cantidad de objetos que acaparamos, que realmente no necesitamos y la mayoría de las veces ni siquiera apreciamos. Uno de los principales exponentes de la psicología humanista, el norteamericano Abraham Maslow, ya nos expuso hace medio siglo una teoría sobre la jerarquía de necesidades que ha resistido el paso del tiempo, y que conocemos como la pirámide de Maslow. En su base están las fisiológicas, luego las de seguridad, las sociales y de pertenencia, las intelectuales y de autoestima, y finalmente la autorrealización. Se da la circunstancia que para culminar los 2 últimos niveles de satisfacción de la persona, donde se ubica la confianza, el respeto, la creatividad y el desarrollo pleno de nuestras capacidades, no necesitamos más objetos y herramientas, sino más tiempo si queremos crecer como seres humanos.

El tiempo es el regalo más exclusivo que podemos hacer a los demás y a nosotros mismos, tanto porque es un bien limitado e insustituible, como porque no hay dinero en el mundo con qué poder comprarlo. Contempla entre tus regalos más preciados para este año nuevo que comienza, ofrecerte más tiempo a ti mismo. Incluye en tu agenda de múltiples ocupaciones y urgencias varias, tiempo para el deporte, la lectura, el paseo, para ser y estar, para mirar y reposar, para viajar o para cultivar aquéllas aficiones que te gustan. Incluye también en tu agenda semanal tiempo para los demás, para visitar a la familia, para disfrutar con tus hijos, para acompañar a los amigos. Concilia tu vida laboral no solo con la familiar, también con tus propios deseos, con el entorno en el que vives, con las personas que te rodean. En estos días de colas en las cajas de los comercios, recuerda que lo esencial de la vida no se compra, si regalas tiempo a alguien estarás regalando una porción de tu vida. Regala momentos, de esos que se graban para siempre en los pliegues de un alma que aprecias.

* Abogado