A las puertas de las elecciones andaluzas, los sindicatos avisan de que cerca de 30.000 trabajadores de la enseñanza pública en Andalucía podrían perder su empleo como consecuencia solo de la aplicación de la reciente reforma laboral. Y eso antes de que el Gobierno haga públicos los presupuestos generales del Estado que, como todos sabemos, no podremos conocer hasta después de las elecciones para que esa información no distraiga al reflexionar sobre el sentido de nuestro voto. De todas formas, una nueva tanda de recortes de servicios públicos, el encarecimiento de los que queden y el recorte de salarios y otro tipo de beneficios de los empleados públicos están más que asegurados. De esos 30.000 empleos, se estima que unos 13.000 se eliminarán en la etapas que van desde los 0 a 3 años hasta el bachillerato. El recorte afectará a personal laboral compuesto de monitores y profesores de apoyo. Pero los recortes podrían llegar a los profesores universitarios. En Andalucía existen alrededor de 8.000 contratos laborales para PDI (Personal Docente e Investigador), la antesala del profesorado funcionario. Estos contratos son el primer trabajo estable conseguido por miles de investigadores después de años y años en situación de precariedad, malviviendo con becas en el extranjero y contratos por obra o servicio determinado. La eliminación de estos contratos sería una catástrofe para las universidades públicas, ya que estos docentes e investigadores habrán de ser el recambio natural de unas universidades que ya muestran claros síntomas de envejecimiento de su personal docente e investigador. Este varapalo caería sobre nosotros, además, después de la reciente reducción de 600 millones de euros en subvenciones y préstamos para actividades de I+D+i, consecuencia del plan de choque de recortes aprobado por el Gobierno a finales de 2011. Durante estos años de crisis el recorte acumulado en el apoyo a la investigación es superior al 20%, con lo que en lugar de acercarnos en inversión en I+D, nos estamos alejando de los países más avanzados. Recortar en educación y en investigación es hambre para mañana y más hambre para pasado mañana. Porque la verdadera raíz de nuestra crisis está en la falta de cultura de la investigación y el desarrollo. Nos falta creer que solo nos salvaremos fomentando la cultura del conocimiento y de la aplicación de ese conocimiento. Y en este caso, es el sector privado el que debe mirar al sector público, porque el 90% de la investigación de este país se hace en instituciones públicas. Mientras sigamos pensando que gastar dinero en investigación es igual a tirar el dinero no podremos avanzar. Gastamos menos de la mitad que la mayoría de los países de nuestro entorno, y entre 3 y 4 veces menos que países punteros como Japón o USA. Es sintomático que las universidades catalanas anden estos días en ebullición. Los científicos solemos aguantarlo casi todo; así que parece que ahí ya se ha superado el límite de resistencia. La mayoría de nosotros hemos llegado a trabajar sin cobrar. Por amor a la Ciencia. Que es más que por amor al Arte. Esta oposición frontal a la actual política de recortes no se contradice con el reconocimiento de la necesidad de desarrollar sistemas de gestión y control que permitan optimizar los recursos. También en la Universidad. Pero, por favor, que se vayan con los recortes a otra parte. El cultivo del conocimiento y la investigación es una de las pocas cosas imprescindibles para la supervivencia y el avance de cualquier sociedad. Vamos a inventar nosotros.

* Profesor e investigador