Aunque el tema de las barreras arquitectónicas está bastante trillado y quizás, pasado de moda, todavía existen lugares que necesitarían algo de reforma y adaptarlos para todo tipo de personas y no lo están. Hablando de nuestras parroquias, es justo reconocer que se ha avanzado mucho en los últimos años, estando la mayoría de ellas ya en buenas condiciones para dicho tránsito si bien, me gustaría referirme en esta pequeña carta a dos que todavía conservan en su entrada escalones arcaicos de difícil eliminación. Precisamente, las dos iglesias están enclavadas en la misma plaza emblemática y cordobesa de Capuchinos: San Jacinto y de la Iglesia Conventual del Santo Ángel Capuchinos. Aunque comprendo la enorme dificultad en poner una rampa, pues la entrada es sumamente compleja, se podía poner una plataforma elevadora, muy útil en otros lugares. Según mis noticias, las leyes de Cultura lo prohíben por cuestiones estéticas. ¡Por favor, señores! Vamos a buscar lo práctico y no lo bonito. Además, creo que una rampa elevadora no afea un lugar o al menos, no tiene porqué. Lo ideal e importante es que todas las personas podamos transitar por todos los lugares sin ningún tipo de problema.

Por cierto: pertenezco con mucho orgullo y soy hermano de la Hermandad de la Paz. Me gustaría bastante asistir a los cultos y actos de Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Paciencia, pero siempre me veo imposibilitado por el mismo problema.

Pido y reclamo a Cultura que recapaciten en su decisión de no adaptar una iglesia por cuestiones estéticas. Repito: adaptar o mejorar un lugar, no tiene por qué afear el entorno. Lo estético y bonito se pueden complementar perfectamente.