Dos horas y media, frente a los 20 minutos de la cita anterior. La comparación de la duración de las dos últimas entrevistas entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez demuestra cómo ha cambiado la relación entre los líderes de los principales partidos tras la recuperación por el segundo de la secretaría general del PSOE. Rajoy y Sánchez abordaron ayer sobre todo el conflicto con Cataluña y algunos temas internacionales, sin tratar las cuestiones, como la economía, donde mantienen mayores discrepancias. Sobre Cataluña, hay un «acuerdo sustancial» para oponerse al referéndum anunciado para el 1 de octubre y a cualquier iniciativa que viole la legalidad. Ahora bien, Sánchez reclamó a Rajoy que abra «vías de diálogo» con la Generalitat y busque la demandada solución política que complemente el recurso a la vía judicial para abordar el encaje de Cataluña en España. Aunque Rajoy no vea fácil celebrar en las actuales condiciones de una entrevista con Carles Puigdemont, es posible intentar otras vías de entendimiento, como propone el PSOE, que anuncia «iniciativas legislativas» si no se produce el diálogo. Lo que no es útil es la estrategia del inmovilismo, a pesar de este desafío permanente a la legalidad.