Qué serías si fueses una flor? ¿Y un libro? O un animal. O un mueble. O una parte del cuerpo. Una bebida. Un árbol. Un color. Una comida. Un vehículo. Un país. Un sentimiento. Una palabra. Una habitación. Un mes del año. Un instrumento. Un insecto. Un postre. Una ciudad. Una canción. Una prenda de vestir. Un lugar...

Dime, ¿quién serías si fueses un actor famoso? ¿Y un cantante? Un escritor. Un deportista. Un pintor. Un cineasta. Un bailarín. Un arquitecto...

Y ahora, piensa, ¿quién serías si lo hubieras perdido todo?

Mira a tu alrededor. Empieza a desprenderte. ¿Estás en el trabajo? Bórralo. También a tus compañeros. Sal del edificio y trata de regresar a casa. ¡Un momento! No camines así. Se rompió el asfalto. Todo está lleno de cascotes, procura no caerte. ¡Cuidado! Procura que no te vea ese francotirador. Que no te encuentren los que se acercan con ese camión. Llegas a tu hogar. Pero no existe. ¿Y tú pareja? ¿Y tus hijos? Quizá quede alguien con vida. Vamos, no hay tiempo para lamentos, tampoco para despedidas. Respira, solo respira. Toma de la mano a los supervivientes y corre. ¿A qué esperáis?

Y ahora, sigue corriendo. Vamos, sube a ese camión. O al bus. O camina. Camina mucho. ¿Ya lo has vendido todo? ¿Y tu cuerpo? Ahora sube al bote. Calla. Reza. Respira. ¿Sigues vivo? ¿Quién eres? ¿Qué haces? ¿Qué queda de ti?

* Escritora