Rebuscando por internet, he encontrado una entrevista tuya cuando aún eras directora de Inmark Europa (luego cambiaste a 'consultora' y tuviste un perfil muchísimo más bajo). No hablas de moda ni de tu marido. Hablas de márketing, de posicionamiento estratégico, de analítica y gestión, de estrategias comerciales. Nadie comenta tu estilismo o peinado. Ni se aprecian: la foto se toma en tu mesa de trabajo. Pero ahora leo (copio textualmente) en los medios: “La prensa canalla va a estar pendiente de Begoña Gómez... mientras sea la inquilina de la Moncloa estará continuamente en los papeles, que darán buena cuenta de su vestuario, accesorios o peinados...". Y también: “Confiamos en que estará a la altura de nuestras expectativas (estilísticamente hablando). Modelitos, marcas, estilo y personalidad... Cuatro pilares que coparán el mayor número de titulares que se escriban sobre ella”.

Hemos leído auténticas barbaridades sobre Bescansa, Montero o Lorena Gómez, pero jamás, afortunadamente, nadie ha comentado nada sobre su estilismo. Es cierto que otras políticas han aparecido en prensa femenina hablando de ropa, pero sus partidos no estaban comprometidos con el feminismo.

Begoña, no colabores con la cultura del 'clothes shaming'. La de esas revistas que juzgan a las mujeres por cómo visten y cómo se peinan. Que se escudan en una supuesta intención de ayudar a la oveja descarriada que está usando una prenda que no va, que no “le queda”. Que no entienden que una mujer (o un hombre) se puede poner lo que les dé la gana, y ser diferente si quiere. No te enredes en ese tipo de juego cruel, clasista y tremendamente superficial.

Begoña, las modelos, las actrices y las 'influencers' cobran en muchas ocasiones por promocionar ropa, sea en dinero o en especies. Es su trabajo, alguien tiene que hacerlo. Pero tú no eres un maniquí ni un escaparate andante. Tú puedes perfectamente destacar por lo que eres y no por lo que aparentas.

Begoña, por favor, marca una diferencia. Gracias.

* Escritora