Justo hace 25 años se inauguraban los Juegos Olímpicos de Barcelona, y aquel guapo abanderado del que presumió la delegación española es ahora un Rey que desayuna todos los días un nuevo episodio del secesionismo catalán, y que invitaba ayer, en el acto de conmemoración, flanqueado por Puigdemont y Sáenz de Santamaría, a «trabajar juntos» y «pensar en grande» como se hizo en aquel 1992 en el que Madrid fue Capital Europea de la Cultura y Sevilla celebró la Exposición Universal. Vano intento, majestad, ahora lo que se lleva es pensar en mezquino y la bajeza moral. En Córdoba se celebró Etnobotánica 92, un congreso internacional que, al menos, permitió mejorar las instalaciones de nuestro Jardín Botánico, que, no es por nada, pero sigue siendo una de las joyas de nuestra ciudad. Y se abrió el tramo de autovía que nos correspondía, y pudimos subir al AVE e ir a Madrid y a Sevilla en un pispás.

Estos días se escucha mucho eso de «¿dónde estabas cuando los Juegos Olímpicos, dónde estabas cuando la Expo 92?». Y todo el mundo lo cuenta, como contábamos en qué lugar nos había pillado el golpe de Tejero de 1981, que eso sí que no se nos olvida por muy jóvenes que fuéramos.

¿Y dónde estaba Córdoba en el 92? Pues donde siempre, intentado poner en marcha proyectos y peleándose de tal manera que no salgan adelante, viendo pasar ese tren, todos los trenes que requieren, como decía ayer en Barcelona Felipe VI, remar juntos en la misma dirección y pensar a lo grande. Así, el entonces alcalde. Herminio Trigo, promovió el Plan Estratégico de Córdoba (PEC), por el que se llevó una bonita suma una consultora que hizo el análisis y al que se sumaron entusiasmados más de cien colectivos, que se lo tomaron en serio y aportaron ideas para una ciudad mejor. Todo ello sin olvidar las peleas, acusaciones, y el hecho de que no se contó con otras administraciones que luego debían sufragar los proyectos. Del famoso PEC han derivado todos los estudios y diagnósticos que en Córdoba han sido y continúan siendo, con la pequeña carencia, ese detalle sin importancia, de que luego es imposible ejecutar ninguno, bonitos somos, vamos a permitir que otro se cuelgue la medalla.