Córdoba y los cordobeses ya tenemos otro proyecto. Una playa cerca del Guadalquivir. Suena más que bien en una ciudad que tiene la misma temperatura ambiental en verano que Afganistán. Y una playa para todos los públicos. Pero en Córdoba hay una palabra que como en la canción anda suspirando por las alcobas: proyecto. Decir «proyecto» en Córdoba la ciudad de Ali (se le cae la) Baba por los 40 proyectos, es como nombrar la soga en casa del ahorcado, o mentar a Pepe el Romano en La casa de Bernarda Alba. Y es que si hay un personaje de la literatura que encarne mejor a muchos de nuestros políticos municipales en cuanto a fracaso en proyectos para la ciudad es Bernarda Alba. Cada vez que Pepe el Romano se ha paseado por la ciudad desplegando ese aire de maridaje entre los ciudadanos y el progreso, ha surgido la Bernarda de turno y lo ha fastidiado. Tal vez, querido lector/a piense que la afirmación sea tan rigurosa, rígida, estéril y avinagrada como Bernarda Alba, pero créame que me quedo corto: en una ciudad como Córdoba que ha perdido ya tantos y tantos trenes por el progreso se mata. Y aquí por lo único que se vienen matando los políticos últimamente es por el sillón. A las pruebas me remito. Desde luego los empresarios que han propuesto este nuevo proyecto de una playa para los cordobeses o tienen más moral que el Alcoyano, o no conocen el curriculum morten de proyectos cordobeses. Aunque para ser justos, también podríamos decir que los cordobeses tenemos lo que merecemos, pues eso del estoicismo cordobés algunos, bastantes, se lo han tomado como pasotismo. Aquí casi nadie se manifiesta de una manera contundente para reivindicar eso que se promete hasta que uno mete el voto en la urna y luego ya se sabe: si te vi, no me acuerdo. Por ahora la única playa que tenemos los cordobeses es la costa malagueña. Mientras como en la canción: aquí no hay playa, vaya vaya.

* Mediador y coach