Dentro de sólo unas semanas vamos a celebrar el 25 aniversario del Club de natación Navial, una institución que ha proporcionado a la natación cordobesa los mayores éxitos en su historia reciente. No viene al caso enumerar los triunfos individuales o por equipos que el citado club ha venido cosechando en los últimos cinco lustros ni tampoco hacer una relación exhaustiva de los nombres de sus miembros que figuran ya con letras indelebles en el palmarés de éxitos del deporte cordobés y todo ello gracias a la ingente labor de sus equipos directivos encabezados por su presidenta, Celia García-Pantaleón, veinte años al frente del Club, personal de administración, entrenadores y monitores.

Pero no es la celebración de su aniversario lo que me lleva a escribir estas líneas sino mi agradecimiento profundo al citado club por las circunstancias que me han llevado a entrar en contacto con él. Me explico: mi nombre es Enrique Aguilar Gavilán, soy profesor universitario y académico numerario de nuestra bicentenaria Real Academia, recientemente fui distinguido por nuestro periódico decano --Diario CÓRDOBA-- con el galardón de Cordobés del año en 2016, distinción de la que me siento sumamente orgulloso y agradecido; quienes me conocen saben que padezco ELA, una enfermedad neurodegenerativa, desde hace un par de años, para cuyo tratamiento paliativo me fue recomendado por mi neurólogo ejercicios de rehabilitación en piscina. Y es en este contexto en el que deseo poner énfasis en mi agradecimiento al Club Navial ya que después de haberlo intentado en otras instancias recibiendo solo buenas palabras fue precisamente mi encuentro casual con Celia García Pantaleón, amiga y antigua alumna en la Facultad de Filosofía y Letras, lo que en pocos días ha hecho posible poder hacer uso de las instalaciones del Imdeco en las horas asignadas a las actividades del Club Navial.

Desde principios de julio he comenzado mis sesiones de terapia y he notado una notable mejoría física y mental, por lo que animo a quienes se vean afectados por la enfermedad a intentarlo.

Por todo ello reitero mi agradecimiento y reconocimiento al Club Navial personificado en su presidenta, Celia García-Pantaleón, y en ese encanto de personas que son Manoli y Fran.

Enrique Aguilar Gavilán

Córdoba