La búsqueda permanente de mártires, del impacto mediático internacional, de la confusión continua de los medios de comunicación, de ir en contra de las leyes pero no de sus «leyes» ilegales y de la agitación continua de las calles, entre otros, son las señas de identidad del independentismo catalán más radical. La CUP, Omnium Cultural (OC) y la Asamblea Nacional Catalana (ANC) son los promotores responsables del cinismo del Carme Forcadell (¿qué entenderá por democracia esta señora?), al servicio de una parte del Parlament, y de Carles Puigdemont y Oriol Junqueras , desbordados por los acontecimientos.

El sueño del independentismo catalán es controlar los tres poderes. Dos ya los tienen en estos momentos: les falta el judicial, que se les escapa. Es indudable la deriva hacia la dictadura democrática de la posible República Catalana independiente, que lo acapararia todo. Es un sueño para ellos.

El que la Justicia no la controlen los independentistas, les sorprende y molesta en sobremanera. Lo han intentado varias veces pero afortunadamente sin éxito. Los pilares de una autentica democracia y no la de estados bananeros es la independencia al máximo de los tres poderes. Si no existe son estados aparentemente «democráticos», pero muy lejos de serlo de verdad. Este es el caso de Venezuela.

El más grave error de la coalición contra natura Junts pel sí ha sido pactar con los antisistema de la CUP. Quien con niños se acuesta... Así los independentistas tienen mayoría en el Parlament. Puigdemont, Junqueras y Forcadell deben tener en cuenta que la CUP será anti-República Catalana en cuanto se proclame, dejando de ser anti-España. No saben hacer otra cosa que ir en contra, romper, violentar, destruir, manifestarse con el máximo ruido posible, etc.

La decisión de la juez de la Audiencia Nacional de encarcelar a los dos Jordis, Sanchez y Cuixart, presidentes de OC y ANC responsables de la promoción, organización del referéndum y del día de huelga política y de la permanente agitación de las calles, con pruebas contundentes es plenamente acertada. Ahora se ha puesto la máquina propagandística de la Generalitat afirmando que son presos políticos, es decir, unas víctimas de la represión española y de la justicia franquista. Nada más lejos de la realidad. El ministro de Justicia ha declarado que son políticos presos, pero yo digo que ni eso. Son responsables de la agitación, de la violencia callejera, de estimular la agresión a las fuerzas de seguridad del estado, de promover su criminalización, etc. Han sido ellos y sus instituciones las máquinas del independentismo, de fomentar la ilegalidad y de alimentar el anti-españolismo. Son simplemente presos y ya está, pero con todas las garantías constitucionales a las que combaten pero de las que se van a aprovechar ahora. No se olvide eso.

Es urgente la aplicación del artículo 155 de nuestra Constitución con una ferrea coordinación entre los partidos que defienden el «Régimen del 78», como lo llaman algunos extremistas que no vivieron la Transición ni la generosidad de los políticos de la época. Estamos ante una crisis institucional de magnitud. Hay que tener altura de miras, cambiar el orden de valores de nuestros políticos que tienen que estar todos a una para resolver democrática y legalmente el grave problema con que se enfrenta España. Proponer la reprobación de la vicepresidenta, no es el camino. Menos mal que el PSOE-Ferraz ha rectificado. Desde Andalucía lo teníamos claro.

La única solución para minimizar el problema catalán es la convocatoria lo mas pronto posible y con garantías de elecciones al Parlament en el marco de la Constitución, para que sus futuros diputados sean fiel reflejo del sentir y pensar de Todos los catalanes.

* Profesor jubilado de la Universidad de Córdoba (UCO)